miércoles, 24 de diciembre de 2014

Feliz Navidad!!!

Estas fechas, de Navidad y de fin de año, me agarran ya cansada del trajín del año, con pocas fuerzas físicas pero un cumulo de emociones y sentimientos que me desbordan.
Y todos los años empiezo diciembre con el firme propósito de llegar al día 25 con el alma llena de Navidad, o sea Buena Noticia, con algo mas que cansancio, y año tras año me arrasa la corriente .
Este año, es distinto, he puesto muros de contención a la realidad crujiente de mi vida durante el mes de diciembre, he buscado las prioridades y he leído algo mas sobre la Navidad.
No quiero extenderme, sino solo poder expresar las cosas que me fue deparando este recorrido.
1° la Navidad es nacimiento, vida nueva, y como leí en algún lado, Dios debe querernos tanto a los humanos que nació de Mujer, y alumbró la vida de esa madre joven e inexperta que lo recibió sin dudas, y sentí que quiero recibir así a ese niño indefenso, envuelto en pañales, que llora por leche, ese niño es la vida nueva, plena, la del espíritu, no la del consumo material, no la del sin sentido de tener, quiero esa vida que da paz y tranquilidad cuando sé que me voy conociendo, cuando me acepto, cuando puedo expresarme, este espacio virtual, es parte de mi vida nueva, de mi luz.
2° , este diciembre también me enfrento con el dolor y enfermedad de gente que quiero y con la cual convivo de cerca, eso me hizo decir, gracias por la salud que tengo, por que puedo trabajar, ver, oír, cantar y llorar, escribir y pensar, gritar y putear ( de vez en cuando) .
Y solo de me ocurre terminar recordando a la inmortal Violeta Parra, Gracias a la vida que me ha dado tanto...

jueves, 11 de diciembre de 2014

De pequeñeces, cegueras y grandes corajes ocultos

dedicado a J. C.
y a la familia P.


Ayer fue el entierro de mi prima Jacinta. Aun no me repongo de la sorpresa.
Pobre prima!!!, y podría decir después de ayer, pobre familia, que idiotas que fuimos, o nos tomó el pelo o somos eso, simplemente idiotas.
La pobre prima Jacinta, siempre fue la “pobre Prima Jacinta”, con toda esa lastima y conmiseración que se tiene por quien uno siempre considero un ser al cual la vida no doto de nada, ni atractivos físicos, ni simpatía, ni emociones, ni amores, ni marido, ni hijos.
Jacinta, era muy alta,mucho, con un aire desgarbado, morena, muy morena, de pelo negro, pesado, rebelde, que más parecía una contradicción en su cabeza. Tenía los ojos grandes, muy grandes, oscuros y rasgados, y las cejas le daban un aire de gitana mora que no pegaba con las caras blancas y botichelescas de todas las mujeres de mi familia.

Porque mi familia, sí que es una institución, es el caso más extraño de exceso de amor descontrolado, de falta de intimidad que han permitido las buenas costumbres a través de los siglos.
Porque para que Jacinta fuera lo que creímos que fue, solo podía suceder en una familia como la nuestra, feudal y conservadora, con los vicios y virtudes de toda sociedad pequeña y sin oxígeno.
El lema de mi familia es “no solo hay que ser, sino también parecer, como la mujer del Cesar”. Lo malo es que con el paso de los años, se vuelve más importante el parecer que el ser, y se ve que el ser no es cosa fácil, sino hubiera habido que preguntarle a la pobre Jacinta.
La verdad es que nunca supimos con exactitud quien fue exactamente Jacinta, pero en las reuniones familiares, siempre andaba a tras mano. Cuando éramos niñas, Jacinta leía libros y no jugaba a las muñecas, se subía a los árboles. Cuando adolescentes hablamos de trapos y nos alborotábamos con cada muchacho que se nos acercaba, Jacinta huía y escuchaba las conversaciones de los mayores.
Llegaron las fiestas y Jacinta se encerraba en los baños o bailaba con el típico aparato, que para colmo era dos metros más bajo que ella. Como nos divertíamos después de cada fiesta charlando, y la pobre Jacinta miraba desconcertada.
Poco a poco cada una de las primas nos fuimos casando su debido tiempo, y Jacinta se fue a la universidad. Nos tocó a todas vivir noviazgos, reuniones familiares de presentación de los futuros integrantes, y Jacinta siempre sola, aunque no recuerdo haberla visto triste desde que cumplió 18 años.
En mi familia el matrimonio es el paso obligado de todas las mujeres, y todas lo fuimos cumpliendo, a nadie excepto Jacinta se le ocurrió estudiar una carrera, a nadie se le ocurrió viajar sola, a nadie se le ocurrió vivir sola, que horror vivir sola!!
Nadie vive sola, uno se casa para vivir con un hombre y salir de la casa de sus padres, en esta familia las costumbre se respetan y nadie es tan liberal como las norteamericanas, donde se ha visto tal locura.
Y así la vida nos fue apartando, los niños no eran su tema, ella era una intelectual, estudiaba en la Universidad. Que iba a entender de niños y menos si ni conocía hombres.
Mientras nos encontrábamos todas las primas a la salida de los colegios con los hijos, Jacinta tomaba aviones para quien sabe qué punto del planeta.
En las reuniones familiares últimamente ya ni hablaba y se reía mucho, a veces sola. , siempre había algún niño en peligro de caer al suelo, alguna noticia de casamiento, nacimiento o muerte más importante que su vida y como ella era tan tranquila, la pobre, a quien le interesaba oírla?
Solo recuerdo con sorpresa el comentario de un periodista extranjero que vino a hacer un reportaje sobre nuestra familia, y quedo impresionado con ella, y comento que era una mujer fuera de serie, que qué hacía en esa familia, a lo que nos reímos, pensando en el oscuro color de su persona. Que podía tener de atractivo, esa pobre mujer que nunca había tenido hombre alguno, que no sabía nada de la vida, nada de compartir, nada de parejas, si ni había vivido eso de esperar una la llamada el sábado por la noche para salir, del jolgorio compartido de las fiestas de fin de año, que sabía ella de eso, si nunca lo había vivido.
Y quien nos diría a todos, primos y primas, tíos y sobrinos que seriamos citados a leer un día el testamento de Jacinta después de su muerte previa misa y entierro, con una banda tocando paso doble, el colmo de la extravagancia para alguien tan opaco..
Nos pareció muy extraño, ya que supiéramos no tenía dinero, o no más que  cualquiera, segundo que ya nadie lee testamentos en estos días y tercero aun no creíamos en su muerte ya que solo contaba con 35 años, cosa que nos enteramos por la placa en su tumba.
“he querido reunirlos, querida familia para leerles mi última voluntad, ya que sé que me voy a morir pronto, y hay cosas que quiero dejar arregladas.
No se preocupen, no he malgastado mi vida, la pobre Jacinta, ha vivido tan intensamente que agoto en 35 años lo que a ustedes le llevara unos 70.
Les aclaro que he pedido paso doble en mi entierro porque quiero irme de este mundo al ritmo que he vivido, vibrante y caliente, habiendo bebido una a una las emociones que en una sola tarde se sienten sentados en una plaza de toros.
Dispongan de mis bienes como mejor les parezca excepto los que detallare a continuación, que por favor harán llegar a sus destinatarios.
A los hombres de mi vida:
A Lucas, por ser el primero, le dejo mi montura inglesa, el sabrá usarla.
Para Sergio, que me hizo sufrir bastante, mi obra completa de S. Freud, tal vez se logre desentrañar a sí mismo.
A Jean de la Basille, que vive en Paris, todos los compactos de Placido Domingo, que oímos y bailamos tantas noches, y gozamos tanto en su tierra como en la mía.
Manuel Torres Silva, creo que vive actualmente en Valencia, estará muy halagado cuando vea mis fotos montando caballos, hay un álbum para él, podrá alardear frente a sus amigos.
Hay una réplica de una espada toledana, que espero llegue a las manos de Dante Rechuto, el sabrá bien su significado, a mí solo me queda el recuerdo de haber crecido de golpe a su lado, de conocer la maldad, el deseo descontrolado y una pasión malsana. No, de el no tengo el recuerdo de haber sido bien querida.
Mis rastras de plata y mi sombrero aludo negro, de castor, son para Víctor Alfonzo Gonzales Díaz, vive actualmente en Puebla., el sabrá usar con gracia y garbo mi sombrero y las monedas de mi rastra imitaran su risa que me fascino siempre.
He tenido una gran duda en cuanto si le dejaba algo o no a Horacio Riera Gómez, vive en Nicaragua, no sé si aun después de estos tres años ha quedado sellada su herida, él fue a quien más quise y el que menos me ha querido, si alguna vez hube de tener un hijo, de él hubo de haber sido. Solo tengo un pinche de plata que traje conmigo de la ciudad de La paz, así como ese pinche fue la herida que dejo, larga y afilada. Háganselo llegar.
No puedo olvidarme de Hassam Almoravide, a él le dejo mis candelabros de madera tallada, su amor ciego y paciente fue luz en mis días grises y quedaran muy lindos en su casa de Tánger.
A Carlos, mi último novio formal, mis libros de heráldica, a él le gustaban, tal vez se emocione, aun no se resignaba a perderme.
Y por último, a José, el gran amor de mi vida, a quien amaré hasta mi último aliento, a él le dejo mi vida, contada en mis diarios íntimos, que están en el banco y él tiene la llave.
A todos los otros, a los que no nombro, que sepan que no los he olvidado, pero si no los menciono es porque su huella no ha sido tan profunda y no he compartido tanto tiempo como para tener recuerdos materiales con su rostro.
Agradezco a todos me hayan escuchado y espero cumpliran con diligencia la última voluntad de su pobre Jacinta.
Y ruego pongan en mi lapida" la que vivió intensamente y tuvo dos pasiones, los hombres y los libros".
¿Qué pasó familia?  ¿qué nos perdimos en el camino?

¿Pobre familia?

domingo, 30 de noviembre de 2014

Belleza femenina, que es? Quien lo decide?



Hace un par de días vi en un cartel de mi ciudad el anuncio de unas charlas a cargo de una ex modelo argentina muy conocida que escribió un libro sobre belleza y decía algo así como que ser linda todos los días, sin morir en el intento, secretos de belleza para cada día…..y se veía una foto de esta mujer hermosa que debe tener casi 60 años, con una cara muy estirada,  muy iluminada, sin una sola arruga, la frente lisa, tersa, combada, una bola de billar perfecta, típico efecto del Botox, muy poco natural.
La verdad me chocó, algo no me cerraba y se me vino a la cabeza lo que dice una amiga: no existen mujeres feas existen mujeres pobres.
Desde ese cartel empecé a preguntarme que es la belleza, que es una mujer bella?, que mujeres realmente bellas conozco?, yo me siento bella? En definitiva quien dice que alguien es bello o no? 
Con todas esas preguntas dándome vueltas decidí sentarme a escribir a ver si de algún lado sale la respuesta, he aquí algunas definiciones que encontré en el aire:
-belleza: Cualidad de una persona, animal o cosa capaz de provocar en quien los contempla o los escucha un placer sensorial, intelectual o espiritual.
-Persona, animal o cosa que destaca por esta cualidad.
-Vulgarmente la belleza se define como la característica de una cosa que a través de una experiencia sensorial (percepción) procura una sensación de placer o un sentimiento de satisfacción...
 -Santo Tomás de Aquino define lo bello como aquello que agrada a la vista (quae visa placet). La percepción de la «belleza» a menudo implica la interpretación de alguna entidad que está en equilibrio y armonía con la naturaleza, y puede conducir a sentimientos de atracción y bienestar emocional.
-Debido a que constituye una experiencia subjetiva, a menudo se dice que «la belleza está en el ojo del observador».
De todas las respuestas me quedo con la última, la belleza está en el ojo del observador.
Siguiendo la línea de mis preguntas me acorde de las mujeres bellas que conozco, no las de las revistas o del cine, las de carne y hueso, las de la vida real, y se me vino enseguida mi prima Rosi, es una morocha de las que rajan la tierra, ella entra en lugar y todos se dan vuelta a mirarla, es muy bonita, de rasgos suaves, pelo largo medio abundante y ondulado, castaño oscuro con mucho movimiento y brillo, no hay un rasgo que destaque más que la luz de sus ojos negros, ella es bella en su conjunto, es sensual, agradable, simpática y se ríe mucho, tiene ese no sé que que tienen las vedettes, hay una fuerza interior que traspasa su piel, ella es bella por qué se siente así, porque ni se ocupa de serlo, la vida no la trata con rosas, saborea las espinas cada día, y es bella, no se apaga.
Y de golpe, en este ejercicio mental se me vienen las imagenes repetidas al cansancio de modelos de revistas, fotos de mil publicidades con que me han saturado los medios, y ninguna mujer me parece tan bella como la prima Rosi, las veo duras, estáticas, una porcelana fría, una flacura envidada e irreal, las estatuas griegas tienen más vida que ellas, sus ojos son fríos, solo expresan una sexualidad decadente con los labios.
Hay en mi país un icono de belleza, una mujer con la que todos los hombres de todas las edades han fantaseado, se llama Graciela Alfano, era preciosa, digo era porque se ha operado tanto que hoy es un plástico, era un rostro perfecto, y se reía, y creo que se reía con los ojos picaros y con una sonrisa perfecta, hoy ya no puede mover ni los unos ni el otro, las silicona no la deja, y me hizo pensar que si la belleza muere? Si la belleza envejece? O si solamente era un espejismo,?  Muere la belleza real?
Y de tanto pensar he llegado a mí, a mi propia historia, a mi belleza, ya he pasado los 40, y debo confesar con cierta vanidad y un gran orgullo que a esta edad he recibido más piropos que cuando tenía 20. Nunca me sentí bella, hasta hoy,  siempre tuve complejo de gorda, de fea, de tener rulos y por sobre todo de ser demasiado alta, si yo me hubiera descrito a los 20, era el retrato de un monstruo, mi percepción de mi misma era muy deficiente y enferma, no tenía auto estima, y fue un largo camino, para llegar a ser la mujer que soy, donde encontré un sentido y una luz en mi vida, que un día determinado empecé a irradiar, hasta la gente me decía que tengo ojos lindos, en mi propia familia se sorprenden de verme bella, y todos buscan excusas, que si baje de peso, que si me corte el pelo, que sí, que sí, que sí, y en realidad, he hecho un viaje al interior de mi alma, donde encontré seguridad, donde aprendí a creerme y quererme, a no sentir miedo, a mirarme en el espejo y aceptar mis ojos, mis arrugas, mi sonrisa, mis canas, a mirarme y gustarme, a salir de casa contenta con quien soy, porque me gusto!!!!
Quisiera poder decir a todas las jóvenes la experiencia que me llevo 20 años recabar, que los estereotipos de belleza no te llevan a ningún lado, que como dice el viejo y sabio refrán “la suerte de las feas las bonitas envidean”, que nadie te puede amar como vos misma, que es el segundo mandamiento de cristianos y judíos, si no te amas no podes amar a otros, amarse es saberse hermosa, bella, y si bien ayudan las cremas, tinturas, plataformas, dietas a verte estéticamente más de acuerdo a los parámetros impuestos, no te hacen bella, los digo por experiencia, peso más kilos que a los 20, tengo canas y he dejado mis rulos al viento, y les juro que hasta los jóvenes me sonríen en la calle, el mejor espejo que encontré es la cara de otros, pero primero tuve que verme en el mío, sino, no hay el de los otros y lo grandioso es que yo me siento bien, y esa belleza es la mía, es la que me vale, la que quiero para todas las mujeres.

Bingo!!! He ahí el secreto, la belleza de la mujer es su amor propio ;-)


lunes, 24 de noviembre de 2014

La maldición de los objetos inanimados



Había una vez, un caso muy raro, muy raro, que tenía extrañados a todos en el mundo, érase un hombre que sufría de un extraño mal, los objetos inanimados estaban en su contra.
El mal que padecía este hombre no tiene nombre y es muy molesto, su vida era un caos, desde que se despertaba a la mañana y bajaba de su cama, su maldición comenzaba, sus chinelas habían desparecido, y eso que él antes de dormir jura y perjura que las dejo al lado de su cama y sale de su boca la primera expresión de disgusto: “ la puta madre!!! Si yo las puse aquí anoche!!!”.
Luego al adentrarse en su rutina, el cargador del celular no aparece, su celular se apaga, justo cuando quiere marcar un número el maldito bicho se tilda.
Ahhh y que decir de la computadora, esa perra maldita, que se clava justo cuando tiene que mandar un mail de vida o muerte, que no es tan rápida como debería, que no aparece en pantalla ese icono que debería estar si él lo vio hace como un mes,. No, si es que estos aparatos se han puesto de acuerdo para hacer la vida imposible de este hombre.
Pero quien se lleva todos los méritos a la hora de los embrujos es la impresora, es la reina de las malditas, es quien logra sacar al hombre este los improperios más grandes, la sarta de mala palabras que genera es de antología, y además cada vez son más. La impresora es su peor enemiga, y justo, justo que esta demorado y sobre la hora, justo que ya llega tarde, se acaba la tinta, se traba el papel, aparecen rayas donde no van, en fin, que ella es la peor de todas.
También, otros objetos inanimados no electrónicos, tienen a este hombre a mal traer, sobre todo por su capacidad de esconderse, de desaparecer, como las llaves, medias, cintos, calzoncillos, camisas, pendrive, y lo peor es que sospecho fuertemente que como el hombre se enoja tanto ellos le hacen burla, y se le esconden a propósito por el placer de oír los improperios más desopilantes.
Me preocupa la salud del hombre, espero que esta maldición no lo lleve a la tumba del stress, o al menos lo dejen sin voz de tanto despotricar contra ellos.

Si alguien sabe de una cura para este mal, favor de hacérselo llegar antes de las consecuencias sean fatales…….

domingo, 16 de noviembre de 2014

un anillo, solo uno....

Una vez, hace tiempo, observé a alguien, estaba sentado solo, la luz no me dejaba ver su cara, jugaba con un anillo en su dedo, y de algún lugar de mi intuición salio esto.....


Un anillo, una mano blanca, de dedos largos.
Un solo anillo, le falta el compañero, un cintillo de oro, de compromiso, de amor eterno.
La mano blanca, el anillo de oro, la piel ajada, seca, con destellos de una belleza casi pasada. Manos de pianista. Y son solo unas manos solas.
Que pasó? A dónde se fueron las otras? Dónde están?
A esas manos se les fué la compañera, el otro anillo, la otra mitad, la otra parte del circulo que lo completaba.
Parece entero, pero esta partido, le falta una parte, la mejor, ya no es lo que era. El amor, el incondicional, el absoluto, la entrega, la generosidad se fueron con ella.
El anillo, entra y sale, de ese dedo largo y blanco. Tocarlo trae a la memoria los tiempos felices, los tiempos completos.
Una nube de letras cubre su mundo, pequeño, estrecho. Una espiral de palabras que envuelven su vida, como la neblina, que lo embarcan en miles de viajes, imaginarios, donde ella esta a su lado, a ella le escribe, a ella le habla.
Ella no esta, se fue, le dejo un legado que el cree mantener, pero el no sabe que el amor se cuida, se cultiva, se riega, y el mejor abono es darse, la entrega, la aceptación.
El anillo, gira, se escapa, se cae, y el vacío lo inunda, queda la mano blanca, el dedo largo, solo.
Recoge los restos, lo acomoda, lo pone en su sitio, pero queda grande, le falta un pedazo. El otro.
Y en la mano queda una marca, de lo que fue, de lo que no será, un recordatorio de lo que pudo haber sido. Pero no hay coraje para cambiar, para llenar, para completar, por que la mejor parte se fue, la generosidad, El amor.




domingo, 2 de noviembre de 2014

Gioconda Belli, erotismo, pornografía y utopía


Acabo de terminar, hace pocos días de leer, el libro, “el País de las mujeres” de Gioconda Belli, escritora y poetiza Nicaragüense.
El libro me pareció fabuloso y fascinante, no solo escribe de una manera ágil, profunda, cortante, sino que es un tratado de política social, un experimento de laboratorio, una utopía, lanzada al aire y allí cobra sentido y realidad.
No sé qué soy, ni feminista ni machista, no siento que encajo en ninguna de esas acepciones, y encontré en este “País” la palabra “igualistas”, y sí, creo en ello. Creo en las mismas oportunidades , derechos y obligaciones, no en la igualdad de sexos, cada uno es diferente, con sus cosas, y me rebelo ante la injusticia cultural, patriarcal, machista en la que vivo.
Me parece, como mínimo, interesante el planteo de que mundo gobernado pura y exclusivamente por hombres, con mente masculina, patriarcal, ya no va más y la verdad nos va mal, como el carajo, hablando mal y pronto. La óptica de los hombres no nos está llevando a buen puerto en este momento de la historia.
¿Qué pasaría si las mujeres tomamos el poder y decidimos como mujeres?, desde nuestra óptica, humana, cuidadora, de limpieza, de defender los hijos, maternal, de mirar el mundo como miramos nuestras casas, que las cuidamos y limpiamos, que administramos la economía doméstica con eficiencia incomparable, que somos expertas en eficacia, maximizamos todo, tiempo, espacio, comida, dinero, afecto, nos estiramos como chicle y llegamos, a fin de mes, al acto del colegio, a preparar la comida, a la reunión de trabajo, a ponernos los tacos y a pintarnos las uñas, somos organizadas y administradoras consumadas, experiencia nos sobra.
¿Qué tal sería un cambio, por un tiempo, de roles?, así cada uno puede ver en carne propia como es estar en el zapato del otro. ¿Quién se animaría? ¿Qué miedos se nos destaparían? ¿Seriamos las mismas mujeres sometidas a tantos años de ser objetos, a tantos años de obedecer, de no pensar, de no rebelarnos, de aceptar, las primeras en oponernos?
Se me vino a la cabeza una imagen de mis años de estudiante, a los 17 años me fui a Buenos Aires a estudiar, vivía con una hermana de mi padre, ellos estaban ya solos pues sus hijos eran grandes, eran una pareja extraordinaria y generosa, su casa acogía a todos los estudiantes expatriados de sus provincias, o sea éramos mis primos, sus amigos, yo y mis amigas!!! Los domingos la casa se llenaba de voces jóvenes, masculinas en su gran mayoría, yo era la única prima mujer, de los 55 primos hermanos que estudiaba en la capital en ese momento.
Un día, algo no me cerró, yo tenía parciales, habíamos acabado de almorzar y quise irme a estudiar, de golpe vi que quedaba mi tía sola recogiendo los platos, lavando y sirviendo el postre!!! ¿Si yo me iba quien la ayudaría?, así que pospuse mis estudios un rato más, en solidaridad con mi tía. Y mascullando rabia, me dije, ¿qué me diferencia de mis primos varones? Estudio a la par de ellos, me mantienen mis padres como a ellos, rindo exámenes en la facultad como ellos Y a ellos nunca los vi lavando los platos un domingo.  Acá hay algo que va mal. Y sentí la soledad de ver una realidad que nadie más veía, con mi estudio, mi ida a Bs As puse en jaque una tradición, un tipo de vida. Y no pasaría mucho tiempo hasta pagar las consecuencias….Y ser catalogada de rara o de “la pobre Trudi”.
Gioconda, habla del PIE, Partido de la Izquierda Erótica, y remarca la diferencia  entre erotismo y pornografía, donde lo erótico de las mujeres tiene que ver con su capacidad sensual, sensorial para relacionarse con los otros, totalmente opuesta a la pornografía donde se exalta simplemente la capacidad sexual pura y dura. Y las mujeres somos sensuales, porque los sentidos nos importan, nos afectan, nos exaltan, sentimos simplemente. Los hombres machistas, creo yo, son pornográficos, ven a la mujer como ese objeto que despierta sus deseos y la necesitan para estimular sus sentidos sexuales, y se olvidan que pensamos y sentimos y nos brutalizan de mil modos sutiles y groseros.
Me di cuenta que es tan revolucionaria la idea de un gobierno de mujeres, en cualquier ámbito, sea un país, una empresa, una familia, o un kiosco, que recuerdo en una charla de sobremesa en mi familia, y como los hombres enseguida reaccionaron farseándose de la idea de un gobierno femenino, que les parecía tan absurda que solo provocaba risa, y esa fue la chispa que disparó en mi mente su vulnerabilidad, su miedo, ¿qué pasaría si eso ocurriese? ¿Dónde quedarían ellos parados? ¿Qué pasaría si una mujer les dice que hacer y cómo? ¿Qué papel desempeñarían ellos? ¿Están preparados para el cambio? ¿Para el reconocimiento a la mujer? ¿Para correrse de ese lugar pedante a uno más justo?
No lo sé, creo que esta lucha por el igualismo que no hace más que empezar, el feminismo a ultranza no ha cambiado aun las cosas, ha allanado el camino hacia el igualismo, el equilibrio, y creo que los equilibrios llegan después de probar los extremos, por eso creo que lo propone Gioconda es necesario, un tiempo
¿Qué les parece a las mujeres? ¿Se animan a un cambio radical de patrones, a tomar las riendas, a ceder un espacio en la casa, en los hijos, como madres, y afrontar la responsabilidad de decidir, mandar, ordenar, decretar hasta las últimas consecuencias????
Trudi



domingo, 26 de octubre de 2014

DESPUES DE LA AUSENCIA, UNA HISTORIA.........ZARATUSTRA

He estado ausente de este, mi mundo virtual, por motivos del mundo real, cotidiano y demandante, ya escribiré al respecto,liberando la experiencia al viento, me he mudado de casa, en la mudanza, he encontrado esta historia, mía, en el baúl de los recuerdos, es una historia muy vívida aun en mi memoria, 

A la memoria de "El Martín", mi primer perro.

Cuando se murió mi primo Paco me quedo de herencia su perro Zaratustra.
Paco era hijo de mi tío Perícles.
Y digo bien, me quedó en herencia ya que fue una cuestión de simple vecindad. El primo Paco vivía al lado de mi casa y como salía poco Zaratustra empezó a seguirme, terminé dándole de comer y adoptándolo, de la puerta para afuera.
Zaratustra es un nombre demasiado largo para un perro tan corto, aun no sé de donde lo saco Paco, es un coctel genético donde todas las razas del mundo se dieron cita, ninguna cedió espacio a otra y se evidencian en forma desordenada y absurda.
La cabeza de este ejemplar único e irrepetible, gracias a Dios, es como la de los perros Pilas, de un color rosado grisáceo con algún que otro pelo largo negro, sobre todo en la frente entre las orejas le crece un ralo mechón negro, me recuerdan a los pelados que acomodan de un lado al otro del cráneo unos mechones largos con gomina.
Las orejas son una belleza, ahí toda su herencia de pastor alemán se expresó perfectamente, son grandes, de triangulo perfecto, duras y erguidas, siempre atentas.
Lo que sí, quedan desproporcionadas en una cabecita chiquita y pelada, le dan un aspecto de murciélago de grandes orejas peludas, me imagino que en el amazonas se sentiría casi de la familia de esos ratones voladores.
Me queda la duda de donde sacó las patas delanteras, parecen de Salchichas o de esos perros batata, cortitas, morrudas y de pelos cortos parejos color miel. Las uñas son largas y cuando camina por el piso de cerámicos se escuchas el tis tis característico, y tengo que cortárselas con un enorme alicate pues crecen a velocidad pasmosa.
La masa del cuerpo varia del invierno al verano, y la cantidad de pelos aumenta de la panza al lomo, y en la columna se unen tipo crin de caballo, un poco esponjoso y enrulado, que en invierno toma la forma de un casi vellón que se ha quedado corto, y el color es de un amarillo trigo maduro.
Las patas traseras, son largas y bien formadas, que si uno lo ve de atrás hasta parece un perro normal, me parece que son regalo de algún ancestro dobermann, pues son negras, parejas y finas, de músculos marcados y la parte interior de los muslos es marrón dorado.
No puedo dejar pasar por alto la cola, es su mayor orgullo, la mueve plumosa y ostensiblemente, tal vez por su gran tamaño, a veces pienso que más que cola de perro es de zorro. El efecto de esta entre las piernas negras puede ser un poco chocante pero uno se va acostumbrando hasta que casi parece linda.
Su inteligencia me sorprende a cada rato, y a veces dudo si no es casi humana, algún embrujo o hechicería, pero mi racionalidad me impide creer en supercherías.
El cómo se incorporó a mi vida hasta hacérseme indispensable, no lo sé.
Al principio aparecía cuando el primo Paco se iba, se sentaba bajo mi ventana y golpeaba con su poderosa cola la pared hasta que yo salía ,ahí su contento era tal que siempre me conmovía y recibía algún pedacito de pan o galleta y se iba contento, caminado en esa forma desacompasada y ondulante producto de la diferencia de altura de sus extremidades anteriores y posteriores.
Mi casa y la de Paco están unidas por un parque y un zanjón marca los limites, así es que cuando Paco volvía Zaratustra hacia vida doble, comía en mi casa y en la suya.
Tuve que manejarme con mucha habilidad y discreción pues mis tres perros, labradores, de fina raza y belleza cautivadora, manifestaron unos celos atroces.
Zaratustra aparecía justo cuando era la hora de la siesta, sabía que los otros tres sucumbían al calor tropical y no se le vendrían como fieras descontroladas a intentar morderlo. Y me buscaba, se sentaba sobre sus patas traseras, y casi parecía proporcionado, me miraba e inclinaba la cabeza a un lado, con expresión de tristeza, entonces le acariciaba la cabeza, que es suave y calentita, y se echaba a mis pies a dormir mientras yo seguía en lo mío.
El drama comenzaba al rato, cuando los otros sentían el olor se aproximaban despacio, cautelosos, acechantes ante el intruso, y se le paraban los pelos del lomo a los cuatro en actitud batallante. Y siempre, Pepe, el mayor de los labradores, lo empujaba con el hocico y Zaratustra resignado, se iba mirándome, dejándome acongojada con la sensación de haber hecho algo malo, o simplemente no haber hecho nada.
Poco a poco y con sutil inteligencia, Zaratustra, se incorporó a la vida de mi casa, dormía bajo mi ventana, invierno y verano, salía yo al parque y me seguía fielmente.
Como vivo en una finca ganadera, salgo constantemente a caballo, y este fiel esperpento me sigue cual sombra.
Nunca voy a olvidar el día de la gran pelea, unos perro foráneos llegaron hasta mi casa y se armó la trifulca, los cuatro de la casa salieron a defender su territorio, y por supuesto, el que salió peor parado y luchó con más empeño, fue el más menudito, como buen petiso, camorrero y peleón.
Entre sus heridas de guerra le quedaron menos pelos en la cola, una oreja caída, y se descaderó. Para evitar que se moviera lo até a un árbol. Partí a caballo, confiada de haberlo dejado a salvo, pero no di ni quince pasos cuando oí el jadeo trabajoso y renegón de Zaratustra, quien vino arrastrando las patas traseras, maltrecho y molido, pero fiel hasta lo heroico.
Algunas veces me dan ataques de ejercicio y salgo a caminar, lo hago más por los perros que en cuanto me ven de zapatillas empiezan alegrarse, se emocionan y brincan inquietos por un paseo estimulante.
Una de esas tardes, con todo mi espíritu deportivo, salimos mis perros, Zaratustra y yo, el paseo iba de lo más placentero, y entonces un muchacho que arreglaba el camino, no tuvo mejor idea que gritarme un piropo, inofensivo y gracioso, para mí. A Zaratustra lo enfureció, se fue como una flecha a morder al pobre hombre que no atinaba a reaccionar, los otros tres siguieron al líder, y tuve que intervenir a los gritos y azotes para tranquilizarlos.
El saldo de esta pelea fue un hombre en el hospital con mordeduras en las manos, nada grave por cierto, pero creo que nunca más osara decir ni un piropito a nadie con perros.
No puedo negar que a pesar del mal rato y de tener que llevar al hombre al hospital me sentí orgullosa de mi defensor peludo, maltrecho y deforme.
Ayer con sorpresa y emoción me trajo agarrado del cuero del cogote una bolita peluda y enrulada, negra con la colita marrón, es su hijito, a la madre aun no la conozco, y no sé qué será del futuro de ese pobrecito, solo sé que hoy es una delicia, duerme en mi cama y le doy leche de mamadera.
A su madre la admiro, solo vio el corazón de Zaratustra, y del futuro del Paquito no me preocupo, tiene sangre de luchador en sus venas.

domingo, 5 de octubre de 2014

ACCIDENTES O TRAGEDIAS EVITABLES?

¿Accidentes o evitable irresponsabilidad?

Se define como accidente a cualquier suceso que es provocado por una acción violenta y repentina ocasionada por un agente externo involuntario, y que da lugar a una lesión corporal.

Hace un par de días, leí en un diario nacional la noticia de un accidente automovilístico terrible en el que murieron 2 jóvenes de 16 o 17 años, por qué se estrellaron contra una pared.
La noticia me impactó,  la pérdida de vidas tan jóvenes siempre me shockea, además venía de enterrar a un tío de 100 años, y era mucho el contraste, mi tío se había ido habiendo vivido como se le cantó la gana, estos jóvenes se fueron siendo solo promesas.
Empecé a seguir en los medios y redes sociales el accidente y fui recogiendo datos, el auto se estrelló a una velocidad enorme según un testigo, pasaba de los 180 km/ por hora, eran como las 6 o 7 de la mañana, e iban en el auto más de 5  jóvenes.
Mi primera reacción fue sentir una empatía enorme por el dolor de los padres, sentí de nuevo el dolor de mis muertos y sentí que el dolor de esos padres no tenía límite.
Con el paso de los días, mi cabeza logro desprenderse de la empatía y comencé a ver otra realidad y analizarla, ¿fue un accidente? Según el diccionario un accidente es provocado por una fuerza externa o agente involuntario.
Acá había demasiados jóvenes menores de edad en un automóvil, no tenían cinturón de seguridad para todos, al menos había tres que no tenían, los autos promedio tiene 5 cinturones.
El límite de velocidad en las autopistas de 110 km y a la entrada de los centros urbanos baja a 80, luego a 60 y de ahí a 40 km/h.
Ahora, ¿me pregunto yo que hace un joven de 17 años, con un automóvil nuevo, conduciendo a 180 km /h, y con 7 jóvenes además bajo su responsabilidad?
Acá algo no me cierra, acá no hay un agente externo, acá hay una decisión personal de manejar a velocidad extrema, acá hay un joven que hace cosas típicas de un joven de 16 años que no sabe de peligro, que la muerte es tan lejana para el como Júpiter, acá no hubieron limites, acá nadie dijo un NO antes.
¿Esto es un accidente? Para mí no, esto fue una tragedia evitable, y como de todo lo evitable necesitamos aprender para no repetirlo, siento rabia y enojo, mucho enojo, porque acá las víctimas murieron, porque acá hubieron decisiones de adultos que fueron las que permitieron que los jóvenes murieran, porque se sentían impunes, invencibles, inmortales, ¿qué joven a esa edad tiene miedo a la muerte?
¿Me pregunto que lleva a los jóvenes a sentir que no tienen límites? ¿Quiénes se los ponen?, ¿por qué son buenos los límites?, ¿por qué son necesarios? ¿Qué son los límites? ¿Todo debe ser No?
No quisiera nunca estar en los zapatos de esos esos padres, seguir la vida con un dolor así, debe ser terrible. Creo que asumir responsabilidad en los hechos puede ayudar a evitar que esto vuelva a ocurrir, cada uno como padres sabemos cuándo no hemos dicho NO.
Un padre que sabe decir un NO y un Si adecuados a sus hijos, los sabe amar, el límite ayuda a un chico a crecer contenido y seguro, a saber qué está bien y que está mal, su obligación como hijo es querer traspasarlo, nuestra obligación de padres es frenarlos. El Limite no es solo el No, es también el Si que implica enseñar responsabilidad y confiar en el hijo. También el límite, para mi, es dado con el ejemplo, yo no puedo decir a mi hijo maneja con prudencia si yo voy a 200 Km/ h o hablo por celular mientras manejo…….
Los límites son necesarios desde el nacimiento, un niño que no tiene límites no tiene posibilidad de recuperarse como adulto, un niño con exceso de autoridad tiene más posibilidades de salir adelante, con ayuda, que el otro. Y esto no lo digo yo lo dicen los expertos en psicología.
Acá hubo un joven irresponsable que no solo se quitó la vida sino que se llevó con él la de otros jóvenes, ese joven pago con su vida su irresponsabilidad, pero ¿y los otros? ¿Que pasó con ellos?, su decisión fue subir a ese auto, y esa decisión les costó la vida, para ellos sí fue un accidente, ellos no manejaban, a ellos un agente extraño y repentino, ajeno a sus posibilidades apretó el acelerador y los estampo contra una pared ,matándolos.
Por donde lo miro es una tragedia, y para colmo evitable.
Que lección saco de esto?, me paro frente a mi, veo todas las veces que no pude decir NO, todas las veces en que por comodidad he dicho si, todas las veces en que me deje vencer por el consumo, por el tener que me lleva a querer mostrar, me veo en todas las veces que me cuesta vivir la austeridad que tanto predico, por todas las veces que me cuesta saber que valgo por lo que soy y no por lo que tengo, o por todo lo que le doy a mis hijos que no necesitan, por todas las veces en que quise darles cosas materiales porque me es más fácil que decir No y gastar energía y ponerme firme.
Si no aprendo de esto la próxima lección será más dura y me tocara más de cerca.
TC


domingo, 28 de septiembre de 2014

CUANDO ESTOY TRISTE......


Cuando estoy triste, no abro una caja de música,
Me pierdo monte adentro, me vuelvo pájaro,
Me siento flor, busco un nido.
Cuando estoy triste encuentro, en mi selva verde y frondosa
Ese abrazo calido que me falta, esa protección que me cobija.
Los árboles añosos, los árboles nuevos, me abrazan con verde frescura.
Me envuelven sus ramas, los trinos me acunan, me calman.
Cuando estoy triste, me vuelvo agua, que cae a raudales de la noche de mis ojos.
Cuando estoy triste me voy en el agua mansa del arroyo, me abrazan las piedras, y me cantan su música de coros.
Me pierdo adentro en la savia de las tipas que sube arisca al infinito, y las pavas y tordos y azulejos junto a los brillantes loros desparraman como lluvia mi tristeza al viento.
Y ya cuando siento que mi herida primera se desangra, cuando ya mi llanto me sucumbe, me besan las dulces zarzamoras, llenan mi boca, mi alma, con calida luz morada.
Y así, abrazada y besada, emprendo de nuevo mi rumbo, más verde, más nueva, con la tristeza achicada y el alma renovada.

Trudi Caceres


11/12/11

domingo, 21 de septiembre de 2014

CUANTO DURA EL AMOR?

¿Cuanto dura el amor?

¡Vaya pregunta!, acá les comparto una vieja historia, ya amarilla en el baúl de mis escritos.
La encontré hoy y me trajo recuerdos y  no sé si a ésta historia la viví, la oí o simplemente me la inventé. 

Destiempo 

  Cuando Víctor Manuel y Susana nacieron ya lo hicieron a destiempo.
La madre de Víctor Manuel dijo que se había atrasado 15 días en nacer por que no quería salir a la que sería una vida difícil.
Susana nació un mes antes del esperado, pero 15 años después que Víctor Manuel.
Cuando se conocieron fue inevitable que se enamoran, pero ya era tarde, Víctor estaba casado y tenía una hija.
Y a partir de ahí su vida fue un inevitable esperar a que el azahar, el tiempo o el destiempo los uniera.
El día que se vieron por primera vez, él le estiro la mano y quedo atrapado en una inexplicable corriente eléctrica.
Fue una reunión de trabajo, el debía presentar un nuevo proyecto.
Ella quedo fascinada al oírlo hablar. El simplemente puso su discurso habitual en automático, dejo que su lengua repitiera mecánicamente un sinnúmero de palabras hilvanadas y se dedicó a contemplarla.
En la vida de él las mujeres habían pasado a la categoría de bellos ejemplares no involucrables desde su fracaso matrimonial, no estaba dispuesto a dejarse atrapar de nuevo. Pero le gustaba sentir que aún era atractivo, que las mujeres y los hombres lo encontraran simplemente fascinante.
Ella era del tipo espécimen raro, joven, brillante, sensible, y de una rara y atractiva belleza de reina. En ese momento ella era como una banana en un cajón de manzanas, cualquiera se sorprendía de encontrarla en ese lugar. Masculino y alejado, rudo y rutinario.
A él le gusto su pulsera de plata, a ella su voz.
El llamo por teléfono, el tonto pretexto quedo al instante olvidado por una intensa conversación, devoraron palabras, hablaron de ellos.
El no pudo resistirse, no pudo pensar, no pudo levantar más barreras, se rindió a sus plantas.
Ella no lo pensó, se enamoró.
El azar que los había unido, se encargó también de separarlos.
Él se fue a su mundo, ella se quedó esperando.
Lo espero un mes, dos, siete, ocho, y lloro con el dolor más grande del mundo sentada en el baño de un aeropuerto el día que fue a verlo y él no estaba allí.
El tenía dos mundos. No se cruzaban, eran rectas paralelas, pero ella había tenido la desgracia de unirlos y cruzarlos.
A ella le dolió tanto, tanto pero tanto, que el amor apasionado, infantil, ingenuo y puro, murió,  y creció a golpes de realidad.
Un día ella decido que necesitaba un descanso, su vida cotidiana era dura, seca, tensa. Necesitaba un baño que refrescara su espíritu, necesitaba encontrar a Dios de nuevo.
Se fue al único lugar que sabía seria físicamente cerca del cielo.
El no podía alcanzarla, su otro mundo le pesaba tanto que no pudo subir.
Y cerca del cielo conoció otro amor, otra ilusión, conoció la posibilidad que él le negaba, un hombre con un solo mundo. Un hombre simple.
Quiso amarlo, lo amo.
El destino, los hados y los dioses se confabularon de nuevo, se volvieron a ver, se volvieron a amar.
Ella tuvo que decidir. Eligio mal, eligió la seguridad, la tranquilidad, el pasaporte que la llevaría a un cajón de bananas nuevamente. Se equivocó.
El hombre simple era tan simple como una manzana que no entiende por que la banana es amarilla, no pudo amarla.
Pero Víctor Manuel, seguía allí. Ella lo llamo, el volvió.
Ahora habían heridas, ella era capaz de irse, él era incapaz de retenerla.
Ella buscaba continuidad, buscaba amor constante. Él era un ave de paso, su mundo eran sus maletas, ella no cabía en una.
El estimado tiempo de encuentro comenzó a fallar, él llegaba y ella partía. Se encontraron en abrazos desesperados en el corredor de mil aeropuertos. Ella aprendió a seguir su vida, el no podía exigir nada.
El teléfono era su aliado más seguro.
Ella conoció a otros hombres, ninguno le gustaba lo suficiente, nadie tenía el poder de hacer de su rareza una joya, no podía brillar al lado de nadie como cuando estaba el.
Con el subía a la cima del mundo, sin él estaba sola en la punta de un poste.
Un día que los dioses se descuidaron coincidieron el tiempo suficiente para superar los abrazos y dejar que las palabras atropelladas pudieran armar frases coherentes.
Él dijo: Tengo una meta, al final de ella estas vos.
Ella dijo: no llegues demasiado tarde.
El aprendió a sobrevivir en dos mundos, la existencia de uno le permite soportar el otro. Él no ha aprendido a caminar en uno solo. Él no sabe aún como se vive en singular.
Ella lo presiente, lo siente. Ella sabe que él no va a tomar decisiones. Él no sabe hacerlo.
Ella no sabe cuánto tiempo más va a esperar.
Ella sabe que un día los dioses no dormirán y el llegará cinco minutos demasiado tarde.

TC

Noviembre 18 de 1999

PD: ese amor no duró una eternidad se desvaneció como todo lo que no tiene raíces profundas y hoy sé que Susana vive el gran amor de su vida, lo sé y sé que agradece lo vivido en el pasado que la llevó a su bendecido presente .

viernes, 12 de septiembre de 2014

Y la curiosidad mato al gato......decía mi abuela

Esta es una historia real, que he construido en base a historias y cuentos, que he oído a lo largo de los años, un trabajo detestivesco de curiosidad, imaginación y preguntas


      Creo que la habilidad de ver el color de la gente la herede de mi abuela.
Ella siempre decía que la gente era de colores, y que podían ser brillantes, opacos, lisos o a motitas.
Esta facultad, que no surgió de un día a otro, empezó de a poco y se intensifico con mi madurez.
No fue fácil acostumbrarme a ella, me ha causado más trastornos que alegrías, pero la fui aceptando, puliendo y comprendiendo.
El día que me di cuenta que era capaz de ver los colores de las personas fue cuando enterraron a Don Cesáreo Mogrovejo.
Había un montón de gente, todos lo querían y los que no, estaban allí para que nadie dijera que no habían estado.
Hacía mucho calor y las gentes vestían de blanco y negro, menos dos personas, que eran azules.
Eran mi tía Petaca y su hija Petaquita, azules las dos, azules sus trajes, azules sus caras, azules sus cabellos.
El sobrenombre de Petaca les viene por ser pequeñitas de tamaño, como esas cajas de cuero que usaban las abuelas, y su hija casi clonada, es por ende Petaquita.
Pero ese día para mí su nombre encerraba misterio, eran cajas que contenían muchos secretos, y tristes. Como se ven las petacas de cuero de mi madre arrumbadas en el viejo garaje
La verdad es que me llamó mucho la atención el persistente color azul de ellas, y como soy curiosa, defecto congénito que me causa sinsabores usualmente, pero que es como el chocolate, me cae mal, pero me encanta, Decidí averiguar que guardaban las petacas en sus fondos azules.
La primera a quien interrogué, tratando de disimular la curiosidad que me carcomía por estas gentes azules, fue mi madre. Nada, solo me encontré una tumba. Eso agitó más mis indomables ansias de saber.
No pudiendo ya vivir con este interrogante y siendo ellas las únicas personas azules que veía, me fui a ver a Feliciana, ella había sido niñera de mi madre y de mi tía, y cuando nací ayudó en mis primeros meses.
Fue triste verla tan viejita, los ojos acuosos y prontos al llanto, los dientes idos y su hablar seseante.
La memoria de los ancianos es impredecible, y ya no saben si viven en el pasado o en el presente y se les mezclan tiempos y gentes.
Feliciana casi estaba perdida en ese mundo vivido, y para entenderlo tuve que armarme de paciencia y contener mi curiosidad.
Mi imaginación morbosa esperaba una historia que la satisficiera y calmara.
De sus manos viejas y por sus ojos acuosos entre a un mundo desconocido, que era en parte mío pero que sentí totalmente ajeno.
Los personajes que aparecían no eran los que yo conocía y quería, eran humanos, con virtudes y defectos, y más defectos, eran mi gente vista con los ojos de otra gente.
....-La niña Petaca se va a casar, surgió entre un murmullo de planchas de carbón y almidón hirviendo, así que vamos a tener que lavar todo el ajuar  y tenerlo listo.
-La niña se casa muy bien, es el hijo mayor de la Sra. Casilda, ah! Tan buen mozo, todas las mozas de la casa lo adoran, siempre tiene tantas atenciones con ellas, es tan acariciador, y esa mocita se sonrojaba.
El tal casamiento, revolucionó todo, el lechero lo sabía, se lo oyó al carnicero de la otra cuadra, a quien le contó la mucama de Doña Ester, que Doña Sofía estaba feliz de casar la Niña tan bien, tan joven y con un buen partido, con plata y apellido, como los que le gustan a ella, no con un simple inmigrante como yo aunque nuestros padres hayan venido juntos en el mismo barco.
Todo se almidonó, todo se lavó, sabanas para la noche de bodas, de hilo bordadas, manteles para el comedor de la fiesta, camisas de plastrón para el Señor y los dos Niños, cofias y delantales para las mozas que atenderían las mesas, y hasta las manos quemadas y ampolladas de Feliciana y los músculos adoloridos de aventar la plancha de carbón que sacaba chispas a sus mejillas y rezaba para no quemar nada.
Por suerte mientras todos estuvieran a las corridas, ella descansaría y pondría sus manos y brazos adoloridas a remojar en el te de hierbas que siempre traía el lechero.
Feliciana sabía que tendría el día de fiesta para recuperarse. Desde que las niñas crecieron ella planchaba y esperaba pacientemente a que vinieran las nuevas niñas para criar y no más planchar.
Los manteles estaban manchados, el vino tinto y los jugos se reconocían por los olores, las salsas por sus colores y toda la gama de lápices de labios a la moda en las servilletas, que serían hervidas en sal y limón para recuperar sus alburas.
Las sabanas heridas, las camisas sudadas , las cofias y delantales resentidos y admirados, y vuelta a almidonar todo eso, que no se note la fiesta, que no se vea que se sufre, que no se sepa que se envidia, que el almidón tape lo que no se debe mostrar. Y todos blancos, duros y felices.
Los pañales al sol eran amarillos, no puedo ya hervirlos más, esa creatura está triste, entre las hojas de coca del acullico murmuró el leñatero.
Las sabanas revueltas, quebradas, sudadas, con lágrimas. Las caras sonrientes, las miradas opacas. Las noches a solas. Las caras marcadas.
La Niña Petaca estaba con Petaquita en brazos, que nació de 7 meses y casi no sobrevive, sino por la fuerza increíble de esa creatura, y así con fuerza fue su llanto, noche tras noche.
Y todo es felicidad, a la Niña le va tan bien con el matrimonio, le conto Doña Sofía a la Sra. Casilda, el día en que se cruzaron en la calle y justo pasaba el lechero que después fue a lo del carnicero en donde Eulogia compraba la carne y Feliciana lo supo mientas cebaba mates en la cocina a la hora de la siesta. Y los panales seguían amarillos, las sabanas solas y los pañuelos salados y todo está bien.
Nos mudamos a nuestra casa, Feliciana, te necesito con la guagua, yo sola no puedo, hace 3 meses que no sé lo que es dormir.
Ahora las sabanas eran otras pero los pañales los mismos, estaba más aliviada y sacar a pasear a la creatura era encontrarse con el lechero, que venía de lo del carnicero e iba a la panadería.
La Niña, la madre, lloran, el padre no está en casa.
Si es una maravilla este Sr, la señora Casilda lo ama, es su hijo único.
Y el pozo azul de la petaca, no era ni negro, ni oscuro, era pequeño.
El mantel blanco, Feliciana, vienen las chicas a tomar el té, van a venir Carmen y Josefa, me las presta mamá para ayudarte.
Las tazas de porcelana, el té de Ceilán, que bien te queda el azul María Rosa, sí, y a vos que te pasa que estas tan pálida?, debe ser de felicidad, la vida de casada es un sueño, ah!!! Kirie yo quisiera Kirie ser casada.......
Una mano temblona, pálida, vuelca té, el almidón lo absorbe en su intensa amargura.
Un marido fantástico, que sale de noche y juega, que tiene fama de mujeriego, que me acompaña a misa, que bueno que es, me da plata cuando necesito, me encanta esta vida, y él es tan gentil, tan cariñoso. Es un buen hombre. Las lágrimas crujen.
Un nudo en la garganta, se atragantan los turroncitos y pasan.
Los zapatos se gastan, los pañales se guardan.
Los turroncitos ya no se atragantan, han aprendido a resbalar, todo está bien, la felicidad se habla, no se vive.
Decir, hablar, ayuda al vivir, calma el dolor del dolor, de la soledad. Se acostumbra, se fortalece. El orgullo se reviste de resignación, la soberbia es la vanidad por no estar bien.
Petaquita crece, pero no de tamaño, su alma se queda azul para sobrevivir al orgullo.
La felicidad se habla, es una fantasía envuelta en mil palabras sin sentido.
El fondo de la Petaca no tiene profundidad, solo azul miseria.

Y la curiosidad mató al gato.

TC


sábado, 30 de agosto de 2014

EXPERTA EN LO SENSUAL


Con el paso de los años he desarrollado una habilidad sensual especial. Sí, es una habilidad fisiológica que tiene que ver con los sentidos
De a poco esta cualidad mía se fue desarrollando, empezó con sentir en la piel un extraño gusto dulzón, luego olor a azahares y más tarde una luminosidad rara en el aire. Esto solamente cuando un atardecer extraordinario esta por ocurrir.
Al principio no lo asociaba, y  un día, me inundaron todos, el olor de azahares, el dulzor y la luz en un atardecer de fuego y azul en un mes de agosto. Era tal la belleza estática del momento, no corría ni un soplo, los pájaros detuvieron su vuelo, batieron sus alas con cuidado para posarse en los árboles y contemplar como yo, extasiados el momento,
En el campo le dicen la hora de la oración, en ese momento comprendí porqué, es la oración de la naturaleza, la hora sin tiempo, no se sabe si muere el día o nace la noche, los animales y las plantas con su sensibilidad incorrupta se detienen en ese momento, glorían a Dios, al infinito, a ese eterno comenzar y terminar, tan distinto cada día.
Y así, a partir de allí, fui cuidadosa a esa hora, me gusta frenar, donde este, si en la cuidad, busco el espacio para ver caer el sol tras la mole de mis cerros azules, si en el campo, el momento de contemplar a solas, con mi alma en silencio, el silencio.
He visto atardeceres fragantes en invierno, cuando el frio hace del aire un cristal nítido que lastima las narices, cuando el cielo se pone verde y sale la primera estrella y mi cuerpo helado no se mueve, con una veneración atávica hacia lo inconmensurable.
Recuerdo un atardecer particular, en la selva boscosa de mi tierra, sería terminando la primavera, al lado de un arroyo con poca corriente, después de un día de calor bochornoso, las sombras de la tarde traían fresco. Nos detuvimos a la vera del agua suave y cantarina que enfría el alma. De pronto un silencio de catedral invadió la luz indescriptible, había luz pero no sol, ni sombras. Los pájaros se callaron, las plantas exhalaron sus perfumes, en un segundo aspiré la primavera toda, dulce de lapachos, ácida de laureles y cebiles, con destellos de churquis amarillos. Silencio, invadiendo todo y a continuación, el desfile callado y majestuoso de las aves silenciosas a beber agua, el aleteo acompasado, el rumor del agua, ese momento mágico de ruidos y silencio, de atardecer de monte, lo llevo prendido en la piel del alma, del cuerpo, de la memoria.
Me gustan los atardeceres en el mar, los extraño, si bien soy mediterránea, debo llevar algún gen marino, en el mar no hay silencio, las olas susurran un idioma salado, que al atardecer se convierte en un pentagrama de cristal y encajes de espuma, en un vaivén de niña presumida, que se arrima y se aleja, que seduce con un pestañeo blanco de sal y cuando crees que es tuya se aleja.
También están los atardeceres solitarios y en compañía, cuando era adolescente, romántica e ingenua, el atardecer me ponía nostálgica de algún amor no correspondido, la soledad dolía, como todo a esa edad, y ansiaba la compañía incompresible, la compañía del amante, del compañero, del príncipe de cuento.
Un día, tuve varios atardeceres acompañada, y esa soledad volvía a cada paso, no lo entendía, de dónde viene?, porqué si me gustan tanto los atardeceres no podía soltar esa pena?
Otro día, ya crecida, más vieja, más sabia, sentada en compañía de mis perros, envuelta en el olor de los azahares, contemplando unas nubes coralinas y grises, de belleza post moderna, sentí felicidad, la tristeza había dejado mi cuerpo, mi vida, se iba volando al infinito, ajena a mí, mi propia compañía me bastaba, al día siguiente conocí a quien hoy es mi marido.





lunes, 18 de agosto de 2014

¿DE QUE HABLO CUANDO HABLO DE ESCRIBIR?

¿ De qué hablo cuando hablo de escribir?
Esta frase me ronda la cabeza hace días, y he tenido la necesidad de sentarme a escribir, dejarla salir, que fluya …..
También he pensado estos días acerca de la inspiración, y lo hilo a mi pregunta, ¿por qué escribo?
Cuando hablo de escribir, en mi caso, solo aparece una frase, un nombre o u título, que me da vueltas en la cabeza, y me molesta como pinchándome el cerebro hasta que no tengo más remedio que abrirle la puerta antes de que me vuelva loca a pinchazos.
A veces pasan días y meses sin que nada salga de mi cabeza, sin que nada fluya de mis deditos, que empiezan a teclear o a sujetar una pluma sin que yo tenga mucho control, es como una fiebre que se apodera de mí y tengo que empezar y terminar, la idea, el cuento, lo que sea que esta pugnando por ganar la luz, por dejarme, por no pertenecerme más.
Eso me lleva a pensar en ¿que es la inspiración?, ¿un regalo de los dioses del Olimpo? ¿Un genio particular, un tutelar literario que me sopla al oído?,¿ o las nueve musas a coro me llenan de ideas que calientan mi cerebro como pólvora y exploto en mil palabras que solo cobran sentido cuando logro escribirlas?.
Hablaba con mi padre acerca de lo que para cada uno significaba escribir, es tan distinto a mí, es metódico, sistemático y disciplinado, escribe por qué le gusta contar cosas, historias reales, con fechas y estadísticas, ama escribir. Yo si no escribo moriré asada por mis propias ideas.
Me leo y mis propias palabras me saben a muy poco conservadoras, casi transgresoras para el mundo en el que vivo, tienen un dejo de locura y descontrol y la verdad me da miedo el descontrol, pero veo ahora, que en ese descontrol esta mi esencia, de
ese caos que no puedo razonar salen mis historias, que sin caos no hay creación ni crecimiento, en mi caso al menos.
Pues si siguen acá y algún día estoy de ganas soltaré al viento cibernal algunas de las historias que me susurraron los dioses….

PD: Foto 2 Inspiración divina?


jueves, 7 de agosto de 2014

Amor sin tiempo o tiempo sin amor??

      Hace un tiempo, oí esta historia, me la contó una amiga, es la historia de su tía abuela .
He cambiado los nombres por que simplemente me los olvidé y solo me quedó grabada la historia, me pareció que valía la pena contarla
       La Tía abuela de mi amiga se llama Celita, es una señora grande de 93 años, recién cumplidos.
Celita era la menor de 5 hermanos varones, y fue educada para ser una señorita de su casa y luego una señora de su marido. Tal vez demasiado mimada, tal vez muy cuidada, tal vez simplemente malcriada.
       Celita creció preparándose para casar, bordó sabanas, camisones, toallas, y mas sabanas y camisones y manteles hasta que le llegaron al techo de su cuarto, y nunca salió de la casa paterna.
       Se llenó de sobrinos y mas sobrinos, y así transcurrió su vida, cada vez mas amarga, esperando al imposible marido que nunca llegaba, sin poder adaptarse a una vida para la cual no tenia herramientas, ella jamás dudo que se casaría, nunca pensó que hay que trabajar para conseguir marido, que había que salir de casa de papá y mamá, que una sonrisa amble a tiempo o una frase ingeniosa eran mejores que la cara larga y la nariz fruncida.
         Los años pasaron y Celita se hizo mayor y luego vieja, y luego muy vieja, sus sobrinos la quieren mucho a pesar de ella misma.
        Llegó un día en cual ya Celita no podía vivir sola, no quería una compañía en su casa y su casa se estaba viniendo abajo, llegó a ser esta muy insegura. Los sobrinos con buen tino decidieron llevarla a un hogar de ancianos, muy reputado que ellos conocían.
         Llenos de ansiedad y miedo trasladaron a la Tía Celita a su nuevo hogar, no sabiendo cuanto podría vivir lejos de la casa de sus padres en la cual vivió 90 años, pero la casa ya estaba en ruinas y ella no quería cambiar, ni pintar ni arreglar, ella no iba a permitir que un intruso entrar y tocara la casa de "Tatita."
         La primera semana en el Hogar fue un suplicio de quejas para los sobrinos, que con paciencia amorosa la visitaban todos los días.
         Con el paso del tiempo Celita se fue acomodando y los sobrinos espaciaron sus visitas aliviados, volviendo a sus rutinas.
         A los 6 meses de trasladada, llaman a Jorge el sobrino mayor y albacea, para avisarle que Celita estaba enferma, que pasen a verla.
Jorge, llego al día siguiente, caminó por el pasillo, con el alma en vilo, imaginando de antemano como encarar los últimos momentos de su Tía. La puerta estaba entreabierta, oía susurros, se asoma despacio y ve una escena inesperada. Celita está sentada en la cama, apoyada sobre almohadones, con un peinado perfecto, la cara sonrosada, un Señor mayor, muy mayor, sentado de espaladas a la puerta, con los hombros vencidos por los años, le sostiene las manos nudosas. !!!!!! Estan los de la mano, y se dicen palabras de amor!!!!
Jorge se queda duro, no lo puede creer, Celita, su tía agria, esta dulce, y ha florecido, se la ve hermosa, con una luz nueva.
Lo mira a su sobrino y sonríe,"!! me he enamorado!!, este es Olegario, tiene 96 años y queremos casarnos.
Sobrino, siento que quiero saltar y bailar, y siento cosquillas en la panza, nunca sentí así, me siento de 15 años atrapada en este cuerpo de vieja, Y voy a vivir como de 20 lo que me quede de aliento, te lo juro, la vida es corta , se pasa y no quiero arrepentirme de no vivir esto,!! Gracias por traerme aquí!!"

martes, 5 de agosto de 2014

Dia uno, lanzada al mundo ciebernetico

Hola, después de mucho dudar y dar vueltas acá estoy, escribiendo mi primera entrada, lanzándome al mundo virtual, tengo tanto que sacar a la luz que aun no se bien como empezar, pero hoy leí algo que me animó a esto, decía mas o menos algo así: cualquier camino se empieza con un paso aunque sea de bebé ya es un paso.

Me voy a presentar, antes de seguir, soy Trudi, vivo en Argentina, amo la naturaleza y me deleito observándola, me nutro de ella y es mi intención compartir fotos con uds.
 La lectura es parte de mi vida diaria, leo desde novelas al periódico, pero por sobre todo me gusta contar historias, de la gente, de sucesos, cosas que oigo por ahí, también me gusta inventarlas, y siempre están basada en datos de la realidad que disparan mi imaginación sin que la pueda detener.


Atardece, hay hierro en las nubes, están cargadas, plomizas, de golpe me elevo en ellas, y me voy, con un viento caluroso y fuerte, me lleva, me trae, me hamaca, me deja allí, de nuevo, mirando, expectante, oyendo como viene la noche, despacio, sigilosa, cálida....

Hasta la próxima....