domingo, 2 de noviembre de 2014

Gioconda Belli, erotismo, pornografía y utopía


Acabo de terminar, hace pocos días de leer, el libro, “el País de las mujeres” de Gioconda Belli, escritora y poetiza Nicaragüense.
El libro me pareció fabuloso y fascinante, no solo escribe de una manera ágil, profunda, cortante, sino que es un tratado de política social, un experimento de laboratorio, una utopía, lanzada al aire y allí cobra sentido y realidad.
No sé qué soy, ni feminista ni machista, no siento que encajo en ninguna de esas acepciones, y encontré en este “País” la palabra “igualistas”, y sí, creo en ello. Creo en las mismas oportunidades , derechos y obligaciones, no en la igualdad de sexos, cada uno es diferente, con sus cosas, y me rebelo ante la injusticia cultural, patriarcal, machista en la que vivo.
Me parece, como mínimo, interesante el planteo de que mundo gobernado pura y exclusivamente por hombres, con mente masculina, patriarcal, ya no va más y la verdad nos va mal, como el carajo, hablando mal y pronto. La óptica de los hombres no nos está llevando a buen puerto en este momento de la historia.
¿Qué pasaría si las mujeres tomamos el poder y decidimos como mujeres?, desde nuestra óptica, humana, cuidadora, de limpieza, de defender los hijos, maternal, de mirar el mundo como miramos nuestras casas, que las cuidamos y limpiamos, que administramos la economía doméstica con eficiencia incomparable, que somos expertas en eficacia, maximizamos todo, tiempo, espacio, comida, dinero, afecto, nos estiramos como chicle y llegamos, a fin de mes, al acto del colegio, a preparar la comida, a la reunión de trabajo, a ponernos los tacos y a pintarnos las uñas, somos organizadas y administradoras consumadas, experiencia nos sobra.
¿Qué tal sería un cambio, por un tiempo, de roles?, así cada uno puede ver en carne propia como es estar en el zapato del otro. ¿Quién se animaría? ¿Qué miedos se nos destaparían? ¿Seriamos las mismas mujeres sometidas a tantos años de ser objetos, a tantos años de obedecer, de no pensar, de no rebelarnos, de aceptar, las primeras en oponernos?
Se me vino a la cabeza una imagen de mis años de estudiante, a los 17 años me fui a Buenos Aires a estudiar, vivía con una hermana de mi padre, ellos estaban ya solos pues sus hijos eran grandes, eran una pareja extraordinaria y generosa, su casa acogía a todos los estudiantes expatriados de sus provincias, o sea éramos mis primos, sus amigos, yo y mis amigas!!! Los domingos la casa se llenaba de voces jóvenes, masculinas en su gran mayoría, yo era la única prima mujer, de los 55 primos hermanos que estudiaba en la capital en ese momento.
Un día, algo no me cerró, yo tenía parciales, habíamos acabado de almorzar y quise irme a estudiar, de golpe vi que quedaba mi tía sola recogiendo los platos, lavando y sirviendo el postre!!! ¿Si yo me iba quien la ayudaría?, así que pospuse mis estudios un rato más, en solidaridad con mi tía. Y mascullando rabia, me dije, ¿qué me diferencia de mis primos varones? Estudio a la par de ellos, me mantienen mis padres como a ellos, rindo exámenes en la facultad como ellos Y a ellos nunca los vi lavando los platos un domingo.  Acá hay algo que va mal. Y sentí la soledad de ver una realidad que nadie más veía, con mi estudio, mi ida a Bs As puse en jaque una tradición, un tipo de vida. Y no pasaría mucho tiempo hasta pagar las consecuencias….Y ser catalogada de rara o de “la pobre Trudi”.
Gioconda, habla del PIE, Partido de la Izquierda Erótica, y remarca la diferencia  entre erotismo y pornografía, donde lo erótico de las mujeres tiene que ver con su capacidad sensual, sensorial para relacionarse con los otros, totalmente opuesta a la pornografía donde se exalta simplemente la capacidad sexual pura y dura. Y las mujeres somos sensuales, porque los sentidos nos importan, nos afectan, nos exaltan, sentimos simplemente. Los hombres machistas, creo yo, son pornográficos, ven a la mujer como ese objeto que despierta sus deseos y la necesitan para estimular sus sentidos sexuales, y se olvidan que pensamos y sentimos y nos brutalizan de mil modos sutiles y groseros.
Me di cuenta que es tan revolucionaria la idea de un gobierno de mujeres, en cualquier ámbito, sea un país, una empresa, una familia, o un kiosco, que recuerdo en una charla de sobremesa en mi familia, y como los hombres enseguida reaccionaron farseándose de la idea de un gobierno femenino, que les parecía tan absurda que solo provocaba risa, y esa fue la chispa que disparó en mi mente su vulnerabilidad, su miedo, ¿qué pasaría si eso ocurriese? ¿Dónde quedarían ellos parados? ¿Qué pasaría si una mujer les dice que hacer y cómo? ¿Qué papel desempeñarían ellos? ¿Están preparados para el cambio? ¿Para el reconocimiento a la mujer? ¿Para correrse de ese lugar pedante a uno más justo?
No lo sé, creo que esta lucha por el igualismo que no hace más que empezar, el feminismo a ultranza no ha cambiado aun las cosas, ha allanado el camino hacia el igualismo, el equilibrio, y creo que los equilibrios llegan después de probar los extremos, por eso creo que lo propone Gioconda es necesario, un tiempo
¿Qué les parece a las mujeres? ¿Se animan a un cambio radical de patrones, a tomar las riendas, a ceder un espacio en la casa, en los hijos, como madres, y afrontar la responsabilidad de decidir, mandar, ordenar, decretar hasta las últimas consecuencias????
Trudi



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