lunes, 24 de noviembre de 2014

La maldición de los objetos inanimados



Había una vez, un caso muy raro, muy raro, que tenía extrañados a todos en el mundo, érase un hombre que sufría de un extraño mal, los objetos inanimados estaban en su contra.
El mal que padecía este hombre no tiene nombre y es muy molesto, su vida era un caos, desde que se despertaba a la mañana y bajaba de su cama, su maldición comenzaba, sus chinelas habían desparecido, y eso que él antes de dormir jura y perjura que las dejo al lado de su cama y sale de su boca la primera expresión de disgusto: “ la puta madre!!! Si yo las puse aquí anoche!!!”.
Luego al adentrarse en su rutina, el cargador del celular no aparece, su celular se apaga, justo cuando quiere marcar un número el maldito bicho se tilda.
Ahhh y que decir de la computadora, esa perra maldita, que se clava justo cuando tiene que mandar un mail de vida o muerte, que no es tan rápida como debería, que no aparece en pantalla ese icono que debería estar si él lo vio hace como un mes,. No, si es que estos aparatos se han puesto de acuerdo para hacer la vida imposible de este hombre.
Pero quien se lleva todos los méritos a la hora de los embrujos es la impresora, es la reina de las malditas, es quien logra sacar al hombre este los improperios más grandes, la sarta de mala palabras que genera es de antología, y además cada vez son más. La impresora es su peor enemiga, y justo, justo que esta demorado y sobre la hora, justo que ya llega tarde, se acaba la tinta, se traba el papel, aparecen rayas donde no van, en fin, que ella es la peor de todas.
También, otros objetos inanimados no electrónicos, tienen a este hombre a mal traer, sobre todo por su capacidad de esconderse, de desaparecer, como las llaves, medias, cintos, calzoncillos, camisas, pendrive, y lo peor es que sospecho fuertemente que como el hombre se enoja tanto ellos le hacen burla, y se le esconden a propósito por el placer de oír los improperios más desopilantes.
Me preocupa la salud del hombre, espero que esta maldición no lo lleve a la tumba del stress, o al menos lo dejen sin voz de tanto despotricar contra ellos.

Si alguien sabe de una cura para este mal, favor de hacérselo llegar antes de las consecuencias sean fatales…….

2 comentarios:

  1. Ese hombre soy yo. O mejor dicho, era yo. Hasta que descubrí, un día antes de que me encerraran en el frenopático que eran mis hijas las que me escondían las cosas. Ese día estuve a punto de que me encerraran en la cárcel, por parricidio.

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  2. Angel!!! que bueno que no estas maldito!!!! me imagino que tus hijas se habran desternillado de risa!!! por estos lares aun busco la cura para la mentada maldicion!!!

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