sábado, 30 de agosto de 2014

EXPERTA EN LO SENSUAL


Con el paso de los años he desarrollado una habilidad sensual especial. Sí, es una habilidad fisiológica que tiene que ver con los sentidos
De a poco esta cualidad mía se fue desarrollando, empezó con sentir en la piel un extraño gusto dulzón, luego olor a azahares y más tarde una luminosidad rara en el aire. Esto solamente cuando un atardecer extraordinario esta por ocurrir.
Al principio no lo asociaba, y  un día, me inundaron todos, el olor de azahares, el dulzor y la luz en un atardecer de fuego y azul en un mes de agosto. Era tal la belleza estática del momento, no corría ni un soplo, los pájaros detuvieron su vuelo, batieron sus alas con cuidado para posarse en los árboles y contemplar como yo, extasiados el momento,
En el campo le dicen la hora de la oración, en ese momento comprendí porqué, es la oración de la naturaleza, la hora sin tiempo, no se sabe si muere el día o nace la noche, los animales y las plantas con su sensibilidad incorrupta se detienen en ese momento, glorían a Dios, al infinito, a ese eterno comenzar y terminar, tan distinto cada día.
Y así, a partir de allí, fui cuidadosa a esa hora, me gusta frenar, donde este, si en la cuidad, busco el espacio para ver caer el sol tras la mole de mis cerros azules, si en el campo, el momento de contemplar a solas, con mi alma en silencio, el silencio.
He visto atardeceres fragantes en invierno, cuando el frio hace del aire un cristal nítido que lastima las narices, cuando el cielo se pone verde y sale la primera estrella y mi cuerpo helado no se mueve, con una veneración atávica hacia lo inconmensurable.
Recuerdo un atardecer particular, en la selva boscosa de mi tierra, sería terminando la primavera, al lado de un arroyo con poca corriente, después de un día de calor bochornoso, las sombras de la tarde traían fresco. Nos detuvimos a la vera del agua suave y cantarina que enfría el alma. De pronto un silencio de catedral invadió la luz indescriptible, había luz pero no sol, ni sombras. Los pájaros se callaron, las plantas exhalaron sus perfumes, en un segundo aspiré la primavera toda, dulce de lapachos, ácida de laureles y cebiles, con destellos de churquis amarillos. Silencio, invadiendo todo y a continuación, el desfile callado y majestuoso de las aves silenciosas a beber agua, el aleteo acompasado, el rumor del agua, ese momento mágico de ruidos y silencio, de atardecer de monte, lo llevo prendido en la piel del alma, del cuerpo, de la memoria.
Me gustan los atardeceres en el mar, los extraño, si bien soy mediterránea, debo llevar algún gen marino, en el mar no hay silencio, las olas susurran un idioma salado, que al atardecer se convierte en un pentagrama de cristal y encajes de espuma, en un vaivén de niña presumida, que se arrima y se aleja, que seduce con un pestañeo blanco de sal y cuando crees que es tuya se aleja.
También están los atardeceres solitarios y en compañía, cuando era adolescente, romántica e ingenua, el atardecer me ponía nostálgica de algún amor no correspondido, la soledad dolía, como todo a esa edad, y ansiaba la compañía incompresible, la compañía del amante, del compañero, del príncipe de cuento.
Un día, tuve varios atardeceres acompañada, y esa soledad volvía a cada paso, no lo entendía, de dónde viene?, porqué si me gustan tanto los atardeceres no podía soltar esa pena?
Otro día, ya crecida, más vieja, más sabia, sentada en compañía de mis perros, envuelta en el olor de los azahares, contemplando unas nubes coralinas y grises, de belleza post moderna, sentí felicidad, la tristeza había dejado mi cuerpo, mi vida, se iba volando al infinito, ajena a mí, mi propia compañía me bastaba, al día siguiente conocí a quien hoy es mi marido.





lunes, 18 de agosto de 2014

¿DE QUE HABLO CUANDO HABLO DE ESCRIBIR?

¿ De qué hablo cuando hablo de escribir?
Esta frase me ronda la cabeza hace días, y he tenido la necesidad de sentarme a escribir, dejarla salir, que fluya …..
También he pensado estos días acerca de la inspiración, y lo hilo a mi pregunta, ¿por qué escribo?
Cuando hablo de escribir, en mi caso, solo aparece una frase, un nombre o u título, que me da vueltas en la cabeza, y me molesta como pinchándome el cerebro hasta que no tengo más remedio que abrirle la puerta antes de que me vuelva loca a pinchazos.
A veces pasan días y meses sin que nada salga de mi cabeza, sin que nada fluya de mis deditos, que empiezan a teclear o a sujetar una pluma sin que yo tenga mucho control, es como una fiebre que se apodera de mí y tengo que empezar y terminar, la idea, el cuento, lo que sea que esta pugnando por ganar la luz, por dejarme, por no pertenecerme más.
Eso me lleva a pensar en ¿que es la inspiración?, ¿un regalo de los dioses del Olimpo? ¿Un genio particular, un tutelar literario que me sopla al oído?,¿ o las nueve musas a coro me llenan de ideas que calientan mi cerebro como pólvora y exploto en mil palabras que solo cobran sentido cuando logro escribirlas?.
Hablaba con mi padre acerca de lo que para cada uno significaba escribir, es tan distinto a mí, es metódico, sistemático y disciplinado, escribe por qué le gusta contar cosas, historias reales, con fechas y estadísticas, ama escribir. Yo si no escribo moriré asada por mis propias ideas.
Me leo y mis propias palabras me saben a muy poco conservadoras, casi transgresoras para el mundo en el que vivo, tienen un dejo de locura y descontrol y la verdad me da miedo el descontrol, pero veo ahora, que en ese descontrol esta mi esencia, de
ese caos que no puedo razonar salen mis historias, que sin caos no hay creación ni crecimiento, en mi caso al menos.
Pues si siguen acá y algún día estoy de ganas soltaré al viento cibernal algunas de las historias que me susurraron los dioses….

PD: Foto 2 Inspiración divina?


jueves, 7 de agosto de 2014

Amor sin tiempo o tiempo sin amor??

      Hace un tiempo, oí esta historia, me la contó una amiga, es la historia de su tía abuela .
He cambiado los nombres por que simplemente me los olvidé y solo me quedó grabada la historia, me pareció que valía la pena contarla
       La Tía abuela de mi amiga se llama Celita, es una señora grande de 93 años, recién cumplidos.
Celita era la menor de 5 hermanos varones, y fue educada para ser una señorita de su casa y luego una señora de su marido. Tal vez demasiado mimada, tal vez muy cuidada, tal vez simplemente malcriada.
       Celita creció preparándose para casar, bordó sabanas, camisones, toallas, y mas sabanas y camisones y manteles hasta que le llegaron al techo de su cuarto, y nunca salió de la casa paterna.
       Se llenó de sobrinos y mas sobrinos, y así transcurrió su vida, cada vez mas amarga, esperando al imposible marido que nunca llegaba, sin poder adaptarse a una vida para la cual no tenia herramientas, ella jamás dudo que se casaría, nunca pensó que hay que trabajar para conseguir marido, que había que salir de casa de papá y mamá, que una sonrisa amble a tiempo o una frase ingeniosa eran mejores que la cara larga y la nariz fruncida.
         Los años pasaron y Celita se hizo mayor y luego vieja, y luego muy vieja, sus sobrinos la quieren mucho a pesar de ella misma.
        Llegó un día en cual ya Celita no podía vivir sola, no quería una compañía en su casa y su casa se estaba viniendo abajo, llegó a ser esta muy insegura. Los sobrinos con buen tino decidieron llevarla a un hogar de ancianos, muy reputado que ellos conocían.
         Llenos de ansiedad y miedo trasladaron a la Tía Celita a su nuevo hogar, no sabiendo cuanto podría vivir lejos de la casa de sus padres en la cual vivió 90 años, pero la casa ya estaba en ruinas y ella no quería cambiar, ni pintar ni arreglar, ella no iba a permitir que un intruso entrar y tocara la casa de "Tatita."
         La primera semana en el Hogar fue un suplicio de quejas para los sobrinos, que con paciencia amorosa la visitaban todos los días.
         Con el paso del tiempo Celita se fue acomodando y los sobrinos espaciaron sus visitas aliviados, volviendo a sus rutinas.
         A los 6 meses de trasladada, llaman a Jorge el sobrino mayor y albacea, para avisarle que Celita estaba enferma, que pasen a verla.
Jorge, llego al día siguiente, caminó por el pasillo, con el alma en vilo, imaginando de antemano como encarar los últimos momentos de su Tía. La puerta estaba entreabierta, oía susurros, se asoma despacio y ve una escena inesperada. Celita está sentada en la cama, apoyada sobre almohadones, con un peinado perfecto, la cara sonrosada, un Señor mayor, muy mayor, sentado de espaladas a la puerta, con los hombros vencidos por los años, le sostiene las manos nudosas. !!!!!! Estan los de la mano, y se dicen palabras de amor!!!!
Jorge se queda duro, no lo puede creer, Celita, su tía agria, esta dulce, y ha florecido, se la ve hermosa, con una luz nueva.
Lo mira a su sobrino y sonríe,"!! me he enamorado!!, este es Olegario, tiene 96 años y queremos casarnos.
Sobrino, siento que quiero saltar y bailar, y siento cosquillas en la panza, nunca sentí así, me siento de 15 años atrapada en este cuerpo de vieja, Y voy a vivir como de 20 lo que me quede de aliento, te lo juro, la vida es corta , se pasa y no quiero arrepentirme de no vivir esto,!! Gracias por traerme aquí!!"

martes, 5 de agosto de 2014

Dia uno, lanzada al mundo ciebernetico

Hola, después de mucho dudar y dar vueltas acá estoy, escribiendo mi primera entrada, lanzándome al mundo virtual, tengo tanto que sacar a la luz que aun no se bien como empezar, pero hoy leí algo que me animó a esto, decía mas o menos algo así: cualquier camino se empieza con un paso aunque sea de bebé ya es un paso.

Me voy a presentar, antes de seguir, soy Trudi, vivo en Argentina, amo la naturaleza y me deleito observándola, me nutro de ella y es mi intención compartir fotos con uds.
 La lectura es parte de mi vida diaria, leo desde novelas al periódico, pero por sobre todo me gusta contar historias, de la gente, de sucesos, cosas que oigo por ahí, también me gusta inventarlas, y siempre están basada en datos de la realidad que disparan mi imaginación sin que la pueda detener.


Atardece, hay hierro en las nubes, están cargadas, plomizas, de golpe me elevo en ellas, y me voy, con un viento caluroso y fuerte, me lleva, me trae, me hamaca, me deja allí, de nuevo, mirando, expectante, oyendo como viene la noche, despacio, sigilosa, cálida....

Hasta la próxima....