miércoles, 21 de enero de 2015

De traiciones, despechos y otras nueces....

El Despechado


El la amaba, sin proponérselo, casi sin verla, solo sintiéndola. La percibía en la lejanía, su luz brillaba en la oscuridad monótona de su vida acelerada, mecánica.
El veía una fuente de sosiego, una fuerza indestructible, una muralla que contenía un mar y mil tormentas.
Allí el no pensaba, solo sentía, y no era conciente que solo sentía.
En ella se abrió, estiro los brazos y se dejó llevar por una corriente segura, cómoda, fresca, encauzada, canalizada, y se fue en ella, confiando.

Un día ella enmudeció, su risa pura y clara se apago, sin decir mas se esfumó.
Sin dar explicación, sin contar que pasó.

A él el silencio lo tragó, lo demolió, dejó su corazón empantanado en la nada, vacío. No entiende, las preguntas lo atormentan, pasa del odio al dolor sin transición.

Se siente despreciado, abandonado, apaleado, herido, no puede respirar, no quiere caminar.

Sus vacilantes pasos lo llevan al bar, acomoda su dolor en la silla, y pide tequila.

Los mariachis, expertos en despechados, miran los ojos de luto, la botella a media asta y se acercan sin piedad.

Esa noche cantó, como si le fuera la vida en ello. Todos lo boleros del mundo eran suyos, cantó cada letra sentidamente. Esa noche, era El Despechado, y cantó él solo, con voz cascada, molida, todos los amores dolidos del mundo, los sintió en cada parte de su cuerpo, murió con cada nota de los guitarrones, se fue en cada suspiro. Y mató en alcohol a la ingrata que se llevo su vida con ella,




Las cosas que provoca una tarde de solo escuchar boleros……..

martes, 6 de enero de 2015

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA????

       Hay días, como hoy, en los que la sensación de no haber aprendido nada, me aplasta, como un piano que cae sobre mi alma.
Hace casi 13 años que trabajo con José L. es un buen trabajador, excelente en su oficio y un artista cuando se suelta y deja volar su imaginación sobre los materiales que tiene a mano.
José es más que un trabajador para mí, es como familia, conozco su mundo sus pesares, alegrías, grandezas y miserias, y creo que sabe otro tanto de mí, hemos trabajado codo a codo largas horas tantos años.
Últimamente viene mal la vida de José. Está con un problema en el nervio ciático, según los médicos es de tensión y realmente, tiene motivos para estar nervioso, su vida ha sido caótica y desordenada este último año con consecuencias policiales y penales inesperadas, con un buen fin, gracias Dios.
Hace unas tres semanas el dolor del ciático era intenso, fue al curandero, y nada, así que fuimos a lo de mi médico, quien le recetó un par de inyecciones antiinflamatorias, y se le paso el dolor. 
Ahora este volvió, y le dije de volver a la inyección y al doctor, y me dijo ni si ni no.
Vi que andaba cojeando así que esta tarde me tome la molestia de alcanzarle unos antiinflamatorios que me dió el médico para aliviarle el dolor, cuando llego a su casa no estaba, no, se había ido al curandero. Al mismo curandero que la otra vez no le hizo nada y se pasó casi un mes en un ay de dolor.
Y de pronto me dije, ¿que carajo hago acá?, ¿¿¿¿un sábado a la tarde, en vez de descansar de una dura semana, trayendo remedios a quien no solo no me los pidió sino que no los quiere????
Y pues, ¿¿quien esta mal acá?? ¿Yo? ¿O él? ¿Él que no va al medico como yo creo que tiene que ir? O ¿yo que quiero ayudar a quien no me lo pide o que necesita una ayuda que yo no puedo dar?
Aceptación, aceptar, ¿¿acepto?? Eso empezó a sonar en mi cabeza, en medio del llanto que quería salir y yo no dejaba, en medio de mi frustración al pensar que el lunes no trabajará y estará con dolor y yo estaré buscando medico para que lo cure  Y  el martes tendré una cara larga por que no tendrá plata suficiente por que no habrá trabajado?. Por que no quiso oírme el sábado???
Aceptación, volví a repetir, volví a mascar esa palabra, intenté digerirla y me sabía áspera.
Aceptar, ¿que el curandero es más importante que lo que yo piense o diga?, ¿aceptar que no debo solucionar ni ayudar a quien no me lo pide? O ¿ solo debo dar lo que los otros necesitan y para eso tengo que saber oírlos?
Carajo, ¿tanto viene detrás de aceptar??
¿Aceptar que nunca seré parte como yo creo de la vida de quienes trabajan conmigo?,¿ que hay una barrera cultural y social, que esta ahí, es infranqueable, que por mas que yo  trabaje a la par de ellos siempre seré “la patrona” y no importa que sean independientes, ellos no se sienten así, yo debo actuar como rica por que así debe ser, y  aunque ellos tengan más bienes materiales que yo, históricamente yo debo ser la “patrona”, y ellos deberán estar resentidos por algo que no saben bien y yo deberé solucionarles mil cosas, y darles lo que me pidan, por que se supone que es mi obligación por que yo tengo mas aunque tenga menos?.
Hoy me rebelo contra algo que no quiero aceptar,
Hoy el cansancio de un largo año de trabajo, de lidiar con mis cosas y las ajenas, esta llevándome a no poder cargar con una cosa más.
Tal vez es mi momento de desprenderme de lo que no me corresponde, sacudirme, y ésta palabra ACEPTAR es eso, es sacudirme lo que no me corresponde, es aceptar lo que es, es poner límites a mi ayuda, es aprender a decir no y basta.
Es aprender a dar lo que el otro necesita y no lo que yo creo, es empezar a ver sin verme, por que de repente todo se vuelve muy pesado y no me deja avanzar.

Quiero hacer como hacen los caballos después de una jornada agotadora, ensillados, con aperos y guardamontes, se sacuden, con un estruendo espantoso, y acomodan las cargas y se cae lo que esta de más.
Y así, livianita no mas, empezar este año nuevo......