jueves, 7 de agosto de 2014

Amor sin tiempo o tiempo sin amor??

      Hace un tiempo, oí esta historia, me la contó una amiga, es la historia de su tía abuela .
He cambiado los nombres por que simplemente me los olvidé y solo me quedó grabada la historia, me pareció que valía la pena contarla
       La Tía abuela de mi amiga se llama Celita, es una señora grande de 93 años, recién cumplidos.
Celita era la menor de 5 hermanos varones, y fue educada para ser una señorita de su casa y luego una señora de su marido. Tal vez demasiado mimada, tal vez muy cuidada, tal vez simplemente malcriada.
       Celita creció preparándose para casar, bordó sabanas, camisones, toallas, y mas sabanas y camisones y manteles hasta que le llegaron al techo de su cuarto, y nunca salió de la casa paterna.
       Se llenó de sobrinos y mas sobrinos, y así transcurrió su vida, cada vez mas amarga, esperando al imposible marido que nunca llegaba, sin poder adaptarse a una vida para la cual no tenia herramientas, ella jamás dudo que se casaría, nunca pensó que hay que trabajar para conseguir marido, que había que salir de casa de papá y mamá, que una sonrisa amble a tiempo o una frase ingeniosa eran mejores que la cara larga y la nariz fruncida.
         Los años pasaron y Celita se hizo mayor y luego vieja, y luego muy vieja, sus sobrinos la quieren mucho a pesar de ella misma.
        Llegó un día en cual ya Celita no podía vivir sola, no quería una compañía en su casa y su casa se estaba viniendo abajo, llegó a ser esta muy insegura. Los sobrinos con buen tino decidieron llevarla a un hogar de ancianos, muy reputado que ellos conocían.
         Llenos de ansiedad y miedo trasladaron a la Tía Celita a su nuevo hogar, no sabiendo cuanto podría vivir lejos de la casa de sus padres en la cual vivió 90 años, pero la casa ya estaba en ruinas y ella no quería cambiar, ni pintar ni arreglar, ella no iba a permitir que un intruso entrar y tocara la casa de "Tatita."
         La primera semana en el Hogar fue un suplicio de quejas para los sobrinos, que con paciencia amorosa la visitaban todos los días.
         Con el paso del tiempo Celita se fue acomodando y los sobrinos espaciaron sus visitas aliviados, volviendo a sus rutinas.
         A los 6 meses de trasladada, llaman a Jorge el sobrino mayor y albacea, para avisarle que Celita estaba enferma, que pasen a verla.
Jorge, llego al día siguiente, caminó por el pasillo, con el alma en vilo, imaginando de antemano como encarar los últimos momentos de su Tía. La puerta estaba entreabierta, oía susurros, se asoma despacio y ve una escena inesperada. Celita está sentada en la cama, apoyada sobre almohadones, con un peinado perfecto, la cara sonrosada, un Señor mayor, muy mayor, sentado de espaladas a la puerta, con los hombros vencidos por los años, le sostiene las manos nudosas. !!!!!! Estan los de la mano, y se dicen palabras de amor!!!!
Jorge se queda duro, no lo puede creer, Celita, su tía agria, esta dulce, y ha florecido, se la ve hermosa, con una luz nueva.
Lo mira a su sobrino y sonríe,"!! me he enamorado!!, este es Olegario, tiene 96 años y queremos casarnos.
Sobrino, siento que quiero saltar y bailar, y siento cosquillas en la panza, nunca sentí así, me siento de 15 años atrapada en este cuerpo de vieja, Y voy a vivir como de 20 lo que me quede de aliento, te lo juro, la vida es corta , se pasa y no quiero arrepentirme de no vivir esto,!! Gracias por traerme aquí!!"

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