domingo, 30 de noviembre de 2014

Belleza femenina, que es? Quien lo decide?



Hace un par de días vi en un cartel de mi ciudad el anuncio de unas charlas a cargo de una ex modelo argentina muy conocida que escribió un libro sobre belleza y decía algo así como que ser linda todos los días, sin morir en el intento, secretos de belleza para cada día…..y se veía una foto de esta mujer hermosa que debe tener casi 60 años, con una cara muy estirada,  muy iluminada, sin una sola arruga, la frente lisa, tersa, combada, una bola de billar perfecta, típico efecto del Botox, muy poco natural.
La verdad me chocó, algo no me cerraba y se me vino a la cabeza lo que dice una amiga: no existen mujeres feas existen mujeres pobres.
Desde ese cartel empecé a preguntarme que es la belleza, que es una mujer bella?, que mujeres realmente bellas conozco?, yo me siento bella? En definitiva quien dice que alguien es bello o no? 
Con todas esas preguntas dándome vueltas decidí sentarme a escribir a ver si de algún lado sale la respuesta, he aquí algunas definiciones que encontré en el aire:
-belleza: Cualidad de una persona, animal o cosa capaz de provocar en quien los contempla o los escucha un placer sensorial, intelectual o espiritual.
-Persona, animal o cosa que destaca por esta cualidad.
-Vulgarmente la belleza se define como la característica de una cosa que a través de una experiencia sensorial (percepción) procura una sensación de placer o un sentimiento de satisfacción...
 -Santo Tomás de Aquino define lo bello como aquello que agrada a la vista (quae visa placet). La percepción de la «belleza» a menudo implica la interpretación de alguna entidad que está en equilibrio y armonía con la naturaleza, y puede conducir a sentimientos de atracción y bienestar emocional.
-Debido a que constituye una experiencia subjetiva, a menudo se dice que «la belleza está en el ojo del observador».
De todas las respuestas me quedo con la última, la belleza está en el ojo del observador.
Siguiendo la línea de mis preguntas me acorde de las mujeres bellas que conozco, no las de las revistas o del cine, las de carne y hueso, las de la vida real, y se me vino enseguida mi prima Rosi, es una morocha de las que rajan la tierra, ella entra en lugar y todos se dan vuelta a mirarla, es muy bonita, de rasgos suaves, pelo largo medio abundante y ondulado, castaño oscuro con mucho movimiento y brillo, no hay un rasgo que destaque más que la luz de sus ojos negros, ella es bella en su conjunto, es sensual, agradable, simpática y se ríe mucho, tiene ese no sé que que tienen las vedettes, hay una fuerza interior que traspasa su piel, ella es bella por qué se siente así, porque ni se ocupa de serlo, la vida no la trata con rosas, saborea las espinas cada día, y es bella, no se apaga.
Y de golpe, en este ejercicio mental se me vienen las imagenes repetidas al cansancio de modelos de revistas, fotos de mil publicidades con que me han saturado los medios, y ninguna mujer me parece tan bella como la prima Rosi, las veo duras, estáticas, una porcelana fría, una flacura envidada e irreal, las estatuas griegas tienen más vida que ellas, sus ojos son fríos, solo expresan una sexualidad decadente con los labios.
Hay en mi país un icono de belleza, una mujer con la que todos los hombres de todas las edades han fantaseado, se llama Graciela Alfano, era preciosa, digo era porque se ha operado tanto que hoy es un plástico, era un rostro perfecto, y se reía, y creo que se reía con los ojos picaros y con una sonrisa perfecta, hoy ya no puede mover ni los unos ni el otro, las silicona no la deja, y me hizo pensar que si la belleza muere? Si la belleza envejece? O si solamente era un espejismo,?  Muere la belleza real?
Y de tanto pensar he llegado a mí, a mi propia historia, a mi belleza, ya he pasado los 40, y debo confesar con cierta vanidad y un gran orgullo que a esta edad he recibido más piropos que cuando tenía 20. Nunca me sentí bella, hasta hoy,  siempre tuve complejo de gorda, de fea, de tener rulos y por sobre todo de ser demasiado alta, si yo me hubiera descrito a los 20, era el retrato de un monstruo, mi percepción de mi misma era muy deficiente y enferma, no tenía auto estima, y fue un largo camino, para llegar a ser la mujer que soy, donde encontré un sentido y una luz en mi vida, que un día determinado empecé a irradiar, hasta la gente me decía que tengo ojos lindos, en mi propia familia se sorprenden de verme bella, y todos buscan excusas, que si baje de peso, que si me corte el pelo, que sí, que sí, que sí, y en realidad, he hecho un viaje al interior de mi alma, donde encontré seguridad, donde aprendí a creerme y quererme, a no sentir miedo, a mirarme en el espejo y aceptar mis ojos, mis arrugas, mi sonrisa, mis canas, a mirarme y gustarme, a salir de casa contenta con quien soy, porque me gusto!!!!
Quisiera poder decir a todas las jóvenes la experiencia que me llevo 20 años recabar, que los estereotipos de belleza no te llevan a ningún lado, que como dice el viejo y sabio refrán “la suerte de las feas las bonitas envidean”, que nadie te puede amar como vos misma, que es el segundo mandamiento de cristianos y judíos, si no te amas no podes amar a otros, amarse es saberse hermosa, bella, y si bien ayudan las cremas, tinturas, plataformas, dietas a verte estéticamente más de acuerdo a los parámetros impuestos, no te hacen bella, los digo por experiencia, peso más kilos que a los 20, tengo canas y he dejado mis rulos al viento, y les juro que hasta los jóvenes me sonríen en la calle, el mejor espejo que encontré es la cara de otros, pero primero tuve que verme en el mío, sino, no hay el de los otros y lo grandioso es que yo me siento bien, y esa belleza es la mía, es la que me vale, la que quiero para todas las mujeres.

Bingo!!! He ahí el secreto, la belleza de la mujer es su amor propio ;-)


lunes, 24 de noviembre de 2014

La maldición de los objetos inanimados



Había una vez, un caso muy raro, muy raro, que tenía extrañados a todos en el mundo, érase un hombre que sufría de un extraño mal, los objetos inanimados estaban en su contra.
El mal que padecía este hombre no tiene nombre y es muy molesto, su vida era un caos, desde que se despertaba a la mañana y bajaba de su cama, su maldición comenzaba, sus chinelas habían desparecido, y eso que él antes de dormir jura y perjura que las dejo al lado de su cama y sale de su boca la primera expresión de disgusto: “ la puta madre!!! Si yo las puse aquí anoche!!!”.
Luego al adentrarse en su rutina, el cargador del celular no aparece, su celular se apaga, justo cuando quiere marcar un número el maldito bicho se tilda.
Ahhh y que decir de la computadora, esa perra maldita, que se clava justo cuando tiene que mandar un mail de vida o muerte, que no es tan rápida como debería, que no aparece en pantalla ese icono que debería estar si él lo vio hace como un mes,. No, si es que estos aparatos se han puesto de acuerdo para hacer la vida imposible de este hombre.
Pero quien se lleva todos los méritos a la hora de los embrujos es la impresora, es la reina de las malditas, es quien logra sacar al hombre este los improperios más grandes, la sarta de mala palabras que genera es de antología, y además cada vez son más. La impresora es su peor enemiga, y justo, justo que esta demorado y sobre la hora, justo que ya llega tarde, se acaba la tinta, se traba el papel, aparecen rayas donde no van, en fin, que ella es la peor de todas.
También, otros objetos inanimados no electrónicos, tienen a este hombre a mal traer, sobre todo por su capacidad de esconderse, de desaparecer, como las llaves, medias, cintos, calzoncillos, camisas, pendrive, y lo peor es que sospecho fuertemente que como el hombre se enoja tanto ellos le hacen burla, y se le esconden a propósito por el placer de oír los improperios más desopilantes.
Me preocupa la salud del hombre, espero que esta maldición no lo lleve a la tumba del stress, o al menos lo dejen sin voz de tanto despotricar contra ellos.

Si alguien sabe de una cura para este mal, favor de hacérselo llegar antes de las consecuencias sean fatales…….

domingo, 16 de noviembre de 2014

un anillo, solo uno....

Una vez, hace tiempo, observé a alguien, estaba sentado solo, la luz no me dejaba ver su cara, jugaba con un anillo en su dedo, y de algún lugar de mi intuición salio esto.....


Un anillo, una mano blanca, de dedos largos.
Un solo anillo, le falta el compañero, un cintillo de oro, de compromiso, de amor eterno.
La mano blanca, el anillo de oro, la piel ajada, seca, con destellos de una belleza casi pasada. Manos de pianista. Y son solo unas manos solas.
Que pasó? A dónde se fueron las otras? Dónde están?
A esas manos se les fué la compañera, el otro anillo, la otra mitad, la otra parte del circulo que lo completaba.
Parece entero, pero esta partido, le falta una parte, la mejor, ya no es lo que era. El amor, el incondicional, el absoluto, la entrega, la generosidad se fueron con ella.
El anillo, entra y sale, de ese dedo largo y blanco. Tocarlo trae a la memoria los tiempos felices, los tiempos completos.
Una nube de letras cubre su mundo, pequeño, estrecho. Una espiral de palabras que envuelven su vida, como la neblina, que lo embarcan en miles de viajes, imaginarios, donde ella esta a su lado, a ella le escribe, a ella le habla.
Ella no esta, se fue, le dejo un legado que el cree mantener, pero el no sabe que el amor se cuida, se cultiva, se riega, y el mejor abono es darse, la entrega, la aceptación.
El anillo, gira, se escapa, se cae, y el vacío lo inunda, queda la mano blanca, el dedo largo, solo.
Recoge los restos, lo acomoda, lo pone en su sitio, pero queda grande, le falta un pedazo. El otro.
Y en la mano queda una marca, de lo que fue, de lo que no será, un recordatorio de lo que pudo haber sido. Pero no hay coraje para cambiar, para llenar, para completar, por que la mejor parte se fue, la generosidad, El amor.




domingo, 2 de noviembre de 2014

Gioconda Belli, erotismo, pornografía y utopía


Acabo de terminar, hace pocos días de leer, el libro, “el País de las mujeres” de Gioconda Belli, escritora y poetiza Nicaragüense.
El libro me pareció fabuloso y fascinante, no solo escribe de una manera ágil, profunda, cortante, sino que es un tratado de política social, un experimento de laboratorio, una utopía, lanzada al aire y allí cobra sentido y realidad.
No sé qué soy, ni feminista ni machista, no siento que encajo en ninguna de esas acepciones, y encontré en este “País” la palabra “igualistas”, y sí, creo en ello. Creo en las mismas oportunidades , derechos y obligaciones, no en la igualdad de sexos, cada uno es diferente, con sus cosas, y me rebelo ante la injusticia cultural, patriarcal, machista en la que vivo.
Me parece, como mínimo, interesante el planteo de que mundo gobernado pura y exclusivamente por hombres, con mente masculina, patriarcal, ya no va más y la verdad nos va mal, como el carajo, hablando mal y pronto. La óptica de los hombres no nos está llevando a buen puerto en este momento de la historia.
¿Qué pasaría si las mujeres tomamos el poder y decidimos como mujeres?, desde nuestra óptica, humana, cuidadora, de limpieza, de defender los hijos, maternal, de mirar el mundo como miramos nuestras casas, que las cuidamos y limpiamos, que administramos la economía doméstica con eficiencia incomparable, que somos expertas en eficacia, maximizamos todo, tiempo, espacio, comida, dinero, afecto, nos estiramos como chicle y llegamos, a fin de mes, al acto del colegio, a preparar la comida, a la reunión de trabajo, a ponernos los tacos y a pintarnos las uñas, somos organizadas y administradoras consumadas, experiencia nos sobra.
¿Qué tal sería un cambio, por un tiempo, de roles?, así cada uno puede ver en carne propia como es estar en el zapato del otro. ¿Quién se animaría? ¿Qué miedos se nos destaparían? ¿Seriamos las mismas mujeres sometidas a tantos años de ser objetos, a tantos años de obedecer, de no pensar, de no rebelarnos, de aceptar, las primeras en oponernos?
Se me vino a la cabeza una imagen de mis años de estudiante, a los 17 años me fui a Buenos Aires a estudiar, vivía con una hermana de mi padre, ellos estaban ya solos pues sus hijos eran grandes, eran una pareja extraordinaria y generosa, su casa acogía a todos los estudiantes expatriados de sus provincias, o sea éramos mis primos, sus amigos, yo y mis amigas!!! Los domingos la casa se llenaba de voces jóvenes, masculinas en su gran mayoría, yo era la única prima mujer, de los 55 primos hermanos que estudiaba en la capital en ese momento.
Un día, algo no me cerró, yo tenía parciales, habíamos acabado de almorzar y quise irme a estudiar, de golpe vi que quedaba mi tía sola recogiendo los platos, lavando y sirviendo el postre!!! ¿Si yo me iba quien la ayudaría?, así que pospuse mis estudios un rato más, en solidaridad con mi tía. Y mascullando rabia, me dije, ¿qué me diferencia de mis primos varones? Estudio a la par de ellos, me mantienen mis padres como a ellos, rindo exámenes en la facultad como ellos Y a ellos nunca los vi lavando los platos un domingo.  Acá hay algo que va mal. Y sentí la soledad de ver una realidad que nadie más veía, con mi estudio, mi ida a Bs As puse en jaque una tradición, un tipo de vida. Y no pasaría mucho tiempo hasta pagar las consecuencias….Y ser catalogada de rara o de “la pobre Trudi”.
Gioconda, habla del PIE, Partido de la Izquierda Erótica, y remarca la diferencia  entre erotismo y pornografía, donde lo erótico de las mujeres tiene que ver con su capacidad sensual, sensorial para relacionarse con los otros, totalmente opuesta a la pornografía donde se exalta simplemente la capacidad sexual pura y dura. Y las mujeres somos sensuales, porque los sentidos nos importan, nos afectan, nos exaltan, sentimos simplemente. Los hombres machistas, creo yo, son pornográficos, ven a la mujer como ese objeto que despierta sus deseos y la necesitan para estimular sus sentidos sexuales, y se olvidan que pensamos y sentimos y nos brutalizan de mil modos sutiles y groseros.
Me di cuenta que es tan revolucionaria la idea de un gobierno de mujeres, en cualquier ámbito, sea un país, una empresa, una familia, o un kiosco, que recuerdo en una charla de sobremesa en mi familia, y como los hombres enseguida reaccionaron farseándose de la idea de un gobierno femenino, que les parecía tan absurda que solo provocaba risa, y esa fue la chispa que disparó en mi mente su vulnerabilidad, su miedo, ¿qué pasaría si eso ocurriese? ¿Dónde quedarían ellos parados? ¿Qué pasaría si una mujer les dice que hacer y cómo? ¿Qué papel desempeñarían ellos? ¿Están preparados para el cambio? ¿Para el reconocimiento a la mujer? ¿Para correrse de ese lugar pedante a uno más justo?
No lo sé, creo que esta lucha por el igualismo que no hace más que empezar, el feminismo a ultranza no ha cambiado aun las cosas, ha allanado el camino hacia el igualismo, el equilibrio, y creo que los equilibrios llegan después de probar los extremos, por eso creo que lo propone Gioconda es necesario, un tiempo
¿Qué les parece a las mujeres? ¿Se animan a un cambio radical de patrones, a tomar las riendas, a ceder un espacio en la casa, en los hijos, como madres, y afrontar la responsabilidad de decidir, mandar, ordenar, decretar hasta las últimas consecuencias????
Trudi