Estas fechas, de Navidad y de fin de año, me agarran ya cansada del trajín del año, con pocas fuerzas físicas pero un cumulo de emociones y sentimientos que me desbordan.
Y todos los años empiezo diciembre con el firme propósito de llegar al día 25 con el alma llena de Navidad, o sea Buena Noticia, con algo mas que cansancio, y año tras año me arrasa la corriente .
Este año, es distinto, he puesto muros de contención a la realidad crujiente de mi vida durante el mes de diciembre, he buscado las prioridades y he leído algo mas sobre la Navidad.
No quiero extenderme, sino solo poder expresar las cosas que me fue deparando este recorrido.
1° la Navidad es nacimiento, vida nueva, y como leí en algún lado, Dios debe querernos tanto a los humanos que nació de Mujer, y alumbró la vida de esa madre joven e inexperta que lo recibió sin dudas, y sentí que quiero recibir así a ese niño indefenso, envuelto en pañales, que llora por leche, ese niño es la vida nueva, plena, la del espíritu, no la del consumo material, no la del sin sentido de tener, quiero esa vida que da paz y tranquilidad cuando sé que me voy conociendo, cuando me acepto, cuando puedo expresarme, este espacio virtual, es parte de mi vida nueva, de mi luz.
2° , este diciembre también me enfrento con el dolor y enfermedad de gente que quiero y con la cual convivo de cerca, eso me hizo decir, gracias por la salud que tengo, por que puedo trabajar, ver, oír, cantar y llorar, escribir y pensar, gritar y putear ( de vez en cuando) .
Y solo de me ocurre terminar recordando a la inmortal Violeta Parra, Gracias a la vida que me ha dado tanto...
Bienvenidos a mi mundo, irreverente, rebelde, convencional, humano, el Mundo de Trudi, los invito a acompañarme en esta aventura cybernetica, de sacar al mundo mis ideas, pensamientos, creaciones, dudas, anhelos, alegrías, penas, opiniones, locuras , risas y mucho humor,esto es un aprendizaje para mi y quiero compartirlo, me acompañan?
miércoles, 24 de diciembre de 2014
jueves, 11 de diciembre de 2014
De pequeñeces, cegueras y grandes corajes ocultos
dedicado a J. C.
y a la familia P.
Ayer
fue el entierro de mi prima Jacinta. Aun no me repongo de la sorpresa.
Pobre
prima!!!, y podría decir después de ayer, pobre familia, que idiotas que
fuimos, o nos tomó el pelo o somos eso, simplemente idiotas.
La
pobre prima Jacinta, siempre fue la “pobre Prima Jacinta”, con toda esa lastima
y conmiseración que se tiene por quien uno siempre considero un ser al cual la
vida no doto de nada, ni atractivos físicos, ni simpatía, ni emociones, ni
amores, ni marido, ni hijos.
Jacinta,
era muy alta,mucho, con un aire desgarbado, morena, muy morena, de pelo negro,
pesado, rebelde, que más parecía una contradicción en su cabeza. Tenía los ojos
grandes, muy grandes, oscuros y rasgados, y las cejas le daban un aire de
gitana mora que no pegaba con las caras blancas y botichelescas de todas las
mujeres de mi familia.
Porque
mi familia, sí que es una institución, es el caso más extraño de exceso de amor
descontrolado, de falta de intimidad que han permitido las buenas costumbres a través
de los siglos.
Porque
para que Jacinta fuera lo que creímos que fue, solo podía suceder en una
familia como la nuestra, feudal y conservadora, con los vicios y virtudes de
toda sociedad pequeña y sin oxígeno.
El lema
de mi familia es “no solo hay que ser, sino también parecer, como la mujer del Cesar”.
Lo malo es que con el paso de los años, se vuelve más importante el parecer que
el ser, y se ve que el ser no es cosa fácil, sino hubiera habido que
preguntarle a la pobre Jacinta.
La
verdad es que nunca supimos con exactitud quien fue exactamente Jacinta, pero
en las reuniones familiares, siempre andaba a tras mano. Cuando éramos niñas, Jacinta
leía libros y no jugaba a las muñecas, se subía a los árboles. Cuando adolescentes
hablamos de trapos y nos alborotábamos con cada muchacho que se nos acercaba, Jacinta
huía y escuchaba las conversaciones de los mayores.
Llegaron
las fiestas y Jacinta se encerraba en los baños o bailaba con el típico
aparato, que para colmo era dos metros más bajo que ella. Como nos divertíamos después
de cada fiesta charlando, y la pobre Jacinta miraba desconcertada.
Poco a
poco cada una de las primas nos fuimos casando su debido tiempo, y Jacinta se
fue a la universidad. Nos tocó a todas vivir noviazgos, reuniones familiares de
presentación de los futuros integrantes, y Jacinta siempre sola, aunque no
recuerdo haberla visto triste desde que cumplió 18 años.
En mi
familia el matrimonio es el paso obligado de todas las mujeres, y todas lo
fuimos cumpliendo, a nadie excepto Jacinta se le ocurrió estudiar una carrera,
a nadie se le ocurrió viajar sola, a nadie se le ocurrió vivir sola, que horror
vivir sola!!
Nadie
vive sola, uno se casa para vivir con un hombre y salir de la casa de sus
padres, en esta familia las costumbre se respetan y nadie es tan liberal como
las norteamericanas, donde se ha visto tal locura.
Y así
la vida nos fue apartando, los niños no eran su tema, ella era una intelectual,
estudiaba en la Universidad. Que iba a entender de niños y menos si ni conocía hombres.
Mientras
nos encontrábamos todas las primas a la salida de los colegios con los hijos, Jacinta
tomaba aviones para quien sabe qué punto del planeta.
En las
reuniones familiares últimamente ya ni hablaba y se reía mucho, a veces sola. ,
siempre había algún niño en peligro de caer al suelo, alguna noticia de
casamiento, nacimiento o muerte más importante que su vida y como ella era tan
tranquila, la pobre, a quien le interesaba oírla?
Solo
recuerdo con sorpresa el comentario de un periodista extranjero que vino a
hacer un reportaje sobre nuestra familia, y quedo impresionado con ella, y
comento que era una mujer fuera de serie, que qué hacía en esa familia, a lo
que nos reímos, pensando en el oscuro color de su persona. Que podía tener de
atractivo, esa pobre mujer que nunca había tenido hombre alguno, que no sabía
nada de la vida, nada de compartir, nada de parejas, si ni había vivido eso de
esperar una la llamada el sábado por la noche para salir, del jolgorio compartido
de las fiestas de fin de año, que sabía ella de eso, si nunca lo había vivido.
Y quien
nos diría a todos, primos y primas, tíos y sobrinos que seriamos citados a leer
un día el testamento de Jacinta después de su muerte previa misa y entierro,
con una banda tocando paso doble, el colmo de la extravagancia para alguien
tan opaco..
Nos pareció
muy extraño, ya que supiéramos no tenía dinero, o no más que cualquiera, segundo que ya nadie lee
testamentos en estos días y tercero aun no creíamos en su muerte ya que solo
contaba con 35 años, cosa que nos enteramos por la placa en su tumba.
“he
querido reunirlos, querida familia para leerles mi última voluntad, ya que sé
que me voy a morir pronto, y hay cosas que quiero dejar arregladas.
No se
preocupen, no he malgastado mi vida, la pobre Jacinta, ha vivido tan
intensamente que agoto en 35 años lo que a ustedes le llevara unos 70.
Les
aclaro que he pedido paso doble en mi entierro porque quiero irme de este mundo
al ritmo que he vivido, vibrante y caliente, habiendo bebido una a una las
emociones que en una sola tarde se sienten sentados en una plaza de toros.
Dispongan
de mis bienes como mejor les parezca excepto los que detallare a continuación,
que por favor harán llegar a sus destinatarios.
A los
hombres de mi vida:
A
Lucas, por ser el primero, le dejo mi montura inglesa, el sabrá usarla.
Para
Sergio, que me hizo sufrir bastante, mi obra completa de S. Freud, tal vez se
logre desentrañar a sí mismo.
A Jean
de la Basille, que vive en Paris, todos los compactos de Placido Domingo, que oímos
y bailamos tantas noches, y gozamos tanto en su tierra como en la mía.
Manuel
Torres Silva, creo que vive actualmente en Valencia, estará muy halagado cuando
vea mis fotos montando caballos, hay un álbum para él, podrá alardear frente a
sus amigos.
Hay una
réplica de una espada toledana, que espero llegue a las manos de Dante Rechuto,
el sabrá bien su significado, a mí solo me queda el recuerdo de haber crecido
de golpe a su lado, de conocer la maldad, el deseo descontrolado y una pasión
malsana. No, de el no tengo el recuerdo de haber sido bien querida.
Mis
rastras de plata y mi sombrero aludo negro, de castor, son para Víctor Alfonzo
Gonzales Díaz, vive actualmente en Puebla., el sabrá usar con gracia y garbo mi
sombrero y las monedas de mi rastra imitaran su risa que me fascino siempre.
He
tenido una gran duda en cuanto si le dejaba algo o no a Horacio Riera Gómez,
vive en Nicaragua, no sé si aun después de estos tres años ha quedado sellada
su herida, él fue a quien más quise y el que menos me ha querido, si alguna vez
hube de tener un hijo, de él hubo de haber sido. Solo tengo un pinche de plata
que traje conmigo de la ciudad de La paz, así como ese pinche fue la herida que
dejo, larga y afilada. Háganselo llegar.
No
puedo olvidarme de Hassam Almoravide, a él le dejo mis candelabros de madera
tallada, su amor ciego y paciente fue luz en mis días grises y quedaran muy
lindos en su casa de Tánger.
A
Carlos, mi último novio formal, mis libros de heráldica, a él le gustaban, tal
vez se emocione, aun no se resignaba a perderme.
Y por último,
a José, el gran amor de mi vida, a quien amaré hasta mi último aliento, a él
le dejo mi vida, contada en mis diarios íntimos, que están en el banco y él
tiene la llave.
A todos
los otros, a los que no nombro, que sepan que no los he olvidado, pero si no
los menciono es porque su huella no ha sido tan profunda y no he compartido
tanto tiempo como para tener recuerdos materiales con su rostro.
Agradezco
a todos me hayan escuchado y espero cumpliran con diligencia la última
voluntad de su pobre Jacinta.
Y ruego
pongan en mi lapida" la que vivió intensamente y tuvo dos pasiones, los hombres
y los libros".
¿Qué
pasó familia? ¿qué nos perdimos en el
camino?
¿Pobre
familia?
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