Septiembre,
por este hemisferio la primavera aparece, se derrama, se desliza, cambia el
paisaje de repente y se pinta de color.
Amo la
primavera, y me incomoda toda ella, en su belleza, en su magnificencia y en sus
cambios tan abruptos. Por eso vivo en permanente conflicto, es una real y
verdadera relación patológica de amor y odio, mal con ella, mal sin ella.
En realidad
ella no tiene la culpa de nuestra relación desafortunada, es que a mí los
cambios me cuestan, y ella es cambio, continuo, permanente, es el símbolo de
todo eso, y yo la admiro, pero me rompe los esquemas!!
Todo es
inestable en esta época del año en mi lugar, las mañanas son heladas, los mediodías
tórridos, las noches frescas, el viento arremolina el ambiente, la luz y el
aire se cargan de polvo y le dan a todo una reververancia mágica y molesta,
preciosa al amanecer o atardecer, pero cuando he trabajar o manejar el auto,
esa luminosidad me vuelve loca; y esa misma luz me deja extasiada al crepúsculo,
cuando el aire se ilumina y el paisaje se vuelve una obra maestra.
En esto de
los cambios, ella me sobrepasa, con una rapidez asombrosa le va ganando poco a poco
y cada día más lugar al invierno, aun sin lluvia, las copas de los árboles son
sus banderas, indudables flamean al viento sus hojas nuevas, lustrosas,
brillantes, y en medio del polvo circundante clavan su estaca y se hacen
fuertes, son primavera.
A mí, esto
de no saber que ropa ponerme para salir a la calle, me pone incómoda, me gusta
tener todo bajo control, (jejeje, como si eso fuera posible) , o al menos saber
que si me puse medias y botas no voy a sufrir de tortura toda la mañana por que
a la señorita se le ocurrió elevar su temperatura 20 grados centígrados en una
hora, y mi otro drama estacional, ¿cuando guardo los gordos sacos de invierno y
saco sandalias y blusas livianas?? ¿Cuando? ya que ayer use mi campera y medias
y hoy tire todo por la borda muerta de calor, y ¿mañana que será??
Me retiro
en mi lugar de descanso, y miro al poniente, observo el árbol que esta frente mío,
el que me da el tictac de la primavera, el que marca su paso, siento una emoción
intensa surgirme en las entrañas, siento su savia burbujeante, siento ganas de
volar, de ser esos pájaros alborotados que a las 6 de la mañana me despiertan
tan contentos y no mato de un hondazo porque estoy adormilada, y los redimo, o
ellos lo hacen por mí, y por un rato el espíritu de ella, me inunda, me habita,
me dejo llevar por el caos de mil células creciendo, cambiando, proyectando, y ahí,
ahí, en ese momento único, me trepo al ala de algún sueño dormido durante el
invierno, y es ahí justo, cuando empieza a salir al mundo, a querer ser real, y
hago mío el empuje del cambio, la necesidad de él.
Tengo una
hermana que ama lo nuevo, la admiro, no tiene miedo al cambio, cualquier tema
novedoso la atrapa, se viste a la última moda, cuando ella deja de usar algo
por anticuado yo me lo pongo y me siento tremendamente fashion, si sale un
nuevo dispositivo tecnológico ella al menos lo conoce y ya lo maneja, yo lloré
tres semanas cuando murió mi celular con teclitas y sin watsup, y odié por 3 meses
el celular táctil!!!
Ella
cambió de casa, de barrio, de vida, en un periquete, yo me mude y a los 8 meses
recién pude salir de la depresión que significó mudarme de casa!!! Si, ella
tiene una ventaja, tiene la ductilidad de la caña al viento, yo a veces me
siento un duro tronco de quebracho conservador, que cruje con cada ramalazo de
viento.
Ahora que
escribo, me veo ante dos maestras, no sé si podré aprender, al menos lo estoy
viendo, la primavera y mi hermana, ojala de ellas saque en este momento la flexibilidad
de la caña y el vigor de reverdecer con savia nueva, de poder hacer mis sueños
realidad palpable, yo también soy sabia, yo también quiero reverdecer, brotar y
dar mis frutos…mecerme por un rato al viento…..
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