No he
podido escapar a la musa loca que me taladra la cabeza hace una semana, me ha
llenado de ideas, hechos, cuentos, asuntos míos y ajenos, y en vez de cabeza
siento que una maraca me bate ideas al ritmo de salsa.
He pasado
una semana fatal, me agarré una gripe de verano, y me volteó en la cama 3 días,
en los cuales me sentí la persona más miserable del universo, la fiebre me tenía
a mal traer, tenía pesadillas espantosas, obsesivas de las cuales era imposible
escapar y cuando estaba despierta me dolía tanto el cuerpo que me sorprendía
que el dolor pudiera ser tan largo, tan ancho, tan yo.
Me leo y
me digo, sos exagerada Trudi, pero en ese momento lo sentí tan intenso que agradecí
a Dios que fuera solo una gripe, de solo pensar en aquellas personas que
conviven con el dolor físico permanentemente se me caían las lágrimas, por
ellos y por mí.
Y así pasé
la fiebre y me sentí mejor, y acá estoy, tratando de complacer a la musa loca
que me persigue, pidiendo por favor que la libere de tantas ideas porque si no
explotamos las dos.
Un tema
que me perturbo estos días, y en realidad lo ha hecho siempre pero en estos últimos tiempos se ha presentado de manera real y contundente, el
tema del abuso sexual, de golpe me azotó el alma cuando oí historias terribles,
y lo peor cercanas a mí, el abuso de niños por parte de algún miembro de la
familia o un conocido cercano, de corazón pensé que eso solo pasaba en las películas
yankees, a otros en otros mundos, me sentí mal conmigo por ser tan ingenua, y
aun siento un dolor sordo y rebelde por esos niños abusados, por los secretos guardados,
por los padres desentendidos.
No puedo
ni imaginar el horror que ha de sentir un niño que sabe que le hacen algo malo,
que no le gusta o no entiende y le cuenta a los padres y estos no le creen, lo
niegan, la desprotección debe de ser devastadora, una herida sin nombre.
Comprendo
la negación ante algo horrible, pero no comprendo negar lo que daña a un niño,
no sé cómo se sale o se sigue con algo así.
Me di
cuenta que ese tema me conectó con la parte más vulnerable de mí, de esa niña
que tengo adentro, he sentido el dolor de la desprotección y me afectó mucho, y
tuve que decirme a mí que no soy indefensa, que no van a abusar de mí, que
puedo cuidarme…..
Y me
pregunté ¿ cuándo somos cómplices de abuso?, o ¿cuando cometemos abusos, o cuando
somos sometidos a ello?. Yo abuso de mi cuando estoy cansada y no me oigo y me exijo
hasta agotarme y me hago daño, también abuso con la comida, he aprendido desde
niña a que la comida sea mi refugio, y abuso de ella cuando me siento mal y en
realidad abuso de mí.
Me
acordaba de las relaciones toxicas de mi vida, de aquellas que en un momento determinado
elegí cortar, tomar distancia, cuando comprendí que me sentía abusada, en mi
paciencia, en mi buena voluntad o en mi dignidad, y veo con alivio que algo he aprendido
en los últimos años, y es que tardo menos tiempo en darme cuenta cuando me siento
abusada, y puedo cuidarme mejor y poner un límite.
No sé qué será
de la vida familiar de las personas que sufren o son cómplices de abusos, si sé
que me parece terrible, que ruego a Dios no vivir de más cerca una situación así,
aunque si lo pienso bien, tengo cerca más situaciones de las que quiero ver y
ante las cuales me he sentido impotente, situaciones de violencia física, y lo
peor es que veo que es algo que todos tapan, tratan te cubrir los baches, que
las víctimas sufran un poquito menos, pero no intervenimos, no se debe, no se
puede…………..hasta que es demasiado tarde???
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